En Opinión: “524 años después“ por Horacio Corro Espinosa

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El miércoles 12 de este mes se cumplieron 524 años de la llegada de Cristóbal Colón a nuestras tierras. A consecuencia de su arribo, la cultura europea sepultó a la nativa.

Después de muchos años se sigue discutiendo si hay que considerar esta fecha como un día de fiesta o de duelo.

Tal vez ni una cosa ni la otra. Es una fecha que precisa un he­cho histórico. Fue una circunstancia que cambió radicalmente nuestra historia. Es importante recogerla, estudiar de nuevo los hechos y reflexionar sobre ellos. Además, prepararse para evitar que se repi­tan destrucciones de esa naturaleza.

Importa en estos tiempos evitar una nueva colonización de América, que a estas alturas ya es bien difícil zafarse de ella. Además, ya hay enormes campos del quehacer humano latinoamericano conquistados por los nuevos conquistadores.

Japón, los países avanzados de Europa y Esta­dos Unidos, están dominando el continente por la tecnología moderna.

Hace 524 años llegaron los españoles montados en bestias que desconocían nuestros antepasados, así como el fue­go que salía de unos tubos de metal que jamás habían visto y menos imaginado por los habitantes de nuestras tierras. No hubo alternativa para evitar la conquis­ta.

La heroicidad de Cuauhtémoc, Túpac Amaru y tantos y tantos combati­vos indios americanos sirvió sólo para dejar testimonio de su decisión de morir defendiendo la patria del extranjero po­deroso.

No hubo manera de evitar la colonización de los extensos territorios que fueron explotados después, bárba­ramente, por los europeos. En el extre­mo norte las etnias fueron asesinadas casi por completo. El genocidio fue la práctica diaria de los colonizadores. En el extremo sur se salvaron unas pocas.

El centro de nuestra América, que estaba mejor organizado y su cultura era superior en muchos aspectos a las del viejo continente, eso salvó a pueblos y etnias, tesoros artísticos y culturales. Etnias que ahora surgen en México y Centro América exigiendo respeto a su cultura, tradiciones, que son patrimonio cultural indiscutible de la humani­dad.

La ambición desmedida de las gran­des corporaciones y de los gobiernos, hace que se agreda ahora a nuestros pueblos utilizando métodos modernos de colonización. Las nacio­nes americanas sufren una nueva em­bestida y día con día caen en las garras a través de la dominación tecnológico-financiera, que es una fase supe­rior de los países dominantes.

La tecnología moderna ha sido desarrollada para explotar el planeta y a los habitantes que se pue­da. Mientras más sean, mejor.

Esos países pretenden subyugarnos por la vía de la usura y de la tecnología más sofistica­da.

Hoy, algunas de las naciones conquistadas por los españoles, pagan el tributo al im­perio con trigo, carne, carbón, oro, pla­ta, diamantes o petróleo. Otras, mejor dicho, todas, con mano de obra barata. Las maquila­doras invaden el continente de sur a norte y de este a oeste. Las instalaciones de las grandes corporaciones pueblan el mundo subdesarrollado. Explotan a sus habitantes, sus recursos naturales, y además, los contaminan.

La nueva tecnología dominada por las nacio­nes desarrolladas, la hemos comprado por atractiva, y con ella, nos tienen fichados hasta para cuando vamos al baño. Aunque no lo crean. ¿Usas teléfono celular?, estas fichado y no tienes escapatoria.

Esa tecnología es en el 2016, como los arcabu­ces y los caballos traídos por los españo­les y los portugueses a principios del siglo XVI. Es lo mismo y mucho más peligroso.

 

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