En Opinión: Ver los milagros…. Por Sócrates Campos Lemus

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¡QUE CONSTE,… SON REFLEXIONES!

Alejandro Guerrero, me envió el día 28 de diciembre el texto “EL SABIO”, no sabía si era por el día de los inocentes o realmente porque en verdad las fechas, salvo algunas, no le interesan, así que dejé pasar varios días y hoy lo reproduzco: “Tres personas iban caminando por una vereda del bosque: un sabio con la fama de hacer milagros, un poderoso terrateniente y  un joven estudiante, alumno del sabio”

“Fue entonces cuando el terrateniente dirigiéndose al sabio dijo: “Me han dicho en el pueblo que eres una persona poderosa y que inclusive puedes hacer milagros”. El sabio contestó: ..”Soy una persona vieja y cansada, ¿cómo crees que podría hacer milagros”. El terrateniente contestó:”- Me han dicho que sanas a los enfermos, haces ver a los ciegos y vuelves cuerdos a los locos, esos milagros solo los puede hacer alguien muy poderoso”. El sabio contestó:”-¿Te refieres a eso? Tú lo has dicho, esos milagros solo los puede hacer alguien muy poderoso, no un viejo como yo. Esos milagros los hace Dios, y9o solo pido se conceda un favor al enfermo o para el ciego y todo el que tenga la suficiente fe en Dios puede hacer lo mismo.”. Neciamente el terrateniente contestó: “Yo quiero tener la misma fe para realizar los mismos milagros que tú haces, muéstrame un milagro para poder creer en Dios”

“Ante la insistencia de aquel necio, el sabio aceptó mostrarle tres milagros. Y así, con la mirada serena y sin hacer ningún movimiento le preguntó: “-¿Esta mañana volvió a salir el Sol? El necio contestó: “Sí, claro que sí”. El sabio le dijo:”- ¨Pues ahí tienes un milagro, EL MILAGRO DE LA LUZ”. De inmediato el terrateniente necio contestaba:”-No, yo quiero ver un verdadero milagro. Oculta el Sol, saca agua de la piedra, mira hay un conejo herido junto a la vereda, tócalo y sana sus heridas”. El sabio le dijo: “-¿Quieres ver un verdadero milagro? ¿No es verdad que tu esposa acaba a dar a luz hace unos días? Contestó el terrateniente: “-¡Sí! Fue un varón y es mi primogénito.” El sabio le dijo: “¨-Pues ahí tienes el segundo milagro, EL MILAGRO DE LA VIDA Y DEL AMOR”. El terrateniente con la necedad de los tontos, le contestó: “.Sabio, tú no me entiendes, quiero ver un verdadero milagro”. El sabio dijo: “-Acaso no estamos en época de cosecha? ¿No hay trigo y sorgo donde hace solo unos meses había tierra sin producto?. El terrateniente dijo: “-Pues sí, igual que todos los años”. El sabio le explicó: “-Pues ahí tiene el otro milagro, EL MILAGRO DE LA CREACIÓN”. El necio no entendía y solo demandaba ver algún milagro, por lo que el sabio, convencido de su necedad y de no poder hacerle entender y comprender la maravilla que existe en todo aquello que le había mostrado, le señaló: “-Te he explicado bien, yo hice todo lo que podía hacer por ti, si lo que encontraste no es lo que buscabas, lamento desilusionarte, yo he hecho lo que podía hacer”.

“Así, el necio terrateniente se retiró muy desilusionado por no encontrar el milagro que buscaba. El sabio y su alumno continuaron caminando y al poco tiempo, cuando ya no los podía ver el terrateniente, el sabio se dirigió dónde estaba el conejo herido y dando un soplo le curó las heridas. Ante esto el alumno le preguntó al sabio: “-Maestro te he visto hacer milagros como este casi todos los días ¿Por qué negaste mostrarle al caballero este que acabas de realizar con el conejo? El sabio le contestó:- “Lo que buscaba él, no era un milagro, sino un espectáculo, le mostré tres milagros y no pudo verlos. Para ser Rey primero hay que se príncipe, para ser maestro primero hay que ser alumno, no puedes pedir  milagros si no has aprendido a valorar los MILAGROS QUE SE TE MUESTRAN DÍA A DÍA”

En la Navidad y en el fin de año, decidimos Aurora, Karisma, Sócrates Gabriel y yo, ante  la situación económica existente, celebrar nosotros y cenar unos ricos tacos y unas tortas, ya teníamos que ver dos grandes milagros, el del alimento y el del amor, el estar reunidos, no teniendo regalos ni cosas por el estilo que hacen que en tales fechas se junten, no se amen, muchos seres en la tierra, convencidos por los anuncios de televisión y las costumbres tontas del consumismo. Ninguno nos sentimos mal por no tener regalos que darnos más que el de estar juntos, nadie se sintió mal por no tener una gran cena como otros años, sino unos ricos tacos con unas excelentes tortas, sobre todo, porque al ir por ellas la primera vez, a comprarlas, nos dábamos cuenta que muchas familias acudían a la taquería como su gran celebración, y otros muchos más, en las calles, no tenían ningún bocado para ese día ni para otros y así tuvimos el milagro de la luz, del ver la realidad y entenderla; para la segunda celebración determinamos no comprar, las hicimos en casa, nos atendimos unos a los otros y compartimos ideas y nos dijimos las experiencias en nuestra relación, todos entendimos que eso era mucho más importante que cualquier regalo o días de playa y así, agradecimos, porque en vez de deprimirnos por la falta de dinero, tuvimos la enorme riqueza de nuestra compañía y de la comunicación. En verdad que esos son milagros de todos los días que ante la compulsión de las compras no vemos y olvidamos agradecer por lo que tenemos, pretendiendo solamente tener más cosas para satisfacer la ambición de más, que no es un milagro, sino una desgracia. Que tengan un mejor año 2016.