Investigadores de la UNAM buscan revelar interior del Popocatépetl, a través de rayos cósmicos

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Un grupo de investigadores de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) construyen un instrumento llamado muon-radiografía con el que se captarán rayos cósmicos para monitorear las entrañas del volcán Popocatépetl.

El detector soportará el frío y el calor al que se someterá en los linderos del volcán; además, medirá 3×3 metros y tendrá 50 tubos de PVC, los cuales estarán rellenos de líquido centelleador que se ilumina cuando los muones atraviesan el material.

Unos sensores capturarán esa radiación y enviarán la información a los ordenadores de los investigadores, quienes analizarán y procesarán los datos recabados, informó en un comunicado la Academia Mexicana de las Ciencias (AMC).

El detector pretende hacer una radiografía y tener una imagen del ducto de lava, destacó en una entrevista con la AMC, el líder del proyecto e investigador del Instituto de Física, Arturo Menchaca Rocha.

“Esto es de especial interés para los volcanólogos, quienes hasta ahora cuentan sólo con las estaciones sismológicas instaladas en los alrededores para hacer modelos, suponiendo las dimensiones de la boca del volcán debido a que no es posible introducir ningún aparato para medirlo”, resaltó Menchaca Rocha.

El científico detalló que el instrumento que se construye y que podría instalarse dentro de cinco años seguirá la trayectoria de unas partículas elementales llamadas muones, los cuales permiten observar el interior de volúmenes grandes como el volcán, al captar las diferencias de densidad de la montaña.

Se estima que se logre detectar un muón por cada centímetro cuadrado cada segundo; en el caso del volcán, en los lugares huecos habrá más presencia de muones que en los lugares donde hay tierra y es a partir de esa información que se podrá representar el interior.

El físico explicó que los rayos cósmicos provienen de las estrellas, grandes reactores nucleares que cuando explotan y se convierten en supernovas expulsan gran cantidad de material.

Se trata de manera principal de protones, núcleos de hidrógeno que viajan por el espacio y algunos llegan a la vecindad de la Tierra.

“Es un movimiento azaroso debido a que los cuerpos celestes como la Tierra son imanes (o funcionan como tal) y desvían la trayectoria de los protones, pero sólo los que tienen mucha energía logran chocar con la atmósfera terrestre compuesta de moléculas de hidrógeno, oxígeno, argón, dióxido de carbono, entre otros elementos”, dijo Menchaca Rocha.

“En esas colisiones se producen otras partículas como los piones, y estos a su vez producen muones, que son partículas subatómicas 200 veces más pesadas que los electrones”, agregó.

El muon-radiografía del Popocatépetl, en el que también participa el investigador del Instituto de Geofísica y actual presidente de la AMC, Jaime Urrutia Fucugauchi, capturará datos desde la punta del cono y hasta dos kilómetros de profundidad.

Pues si bien, la altura total de la montaña es de 5.5 kilómetros sobre el nivel del mar, los primeros dos kilómetros son la región de mayor interés de estudio para los vulcanólogos, sostuvo Menchaca Rocha.

Afirmó que si funciona el proyecto, luego se podría construir otro muon-radiografía para colocarlo en otro punto del volcán y poder esbozar una imagen en tercera dimensión de la chimenea

El científico, que también construyó un detector de muones para conocer el interior de la pirámide del Sol, en Teotihuacán, indicó que la diferencia es que en ese experimento se pudo introducir el aparato por una cámara ubicada debajo de la pirámide para captar la entrada de rayos cósmicos desde la base.

Mientras que en el caso del Popocatépetl, el detector se instalará a un lado a una distancia aún por definirse con el Centro Nacional de Prevención de Desastres (Cenapred).

El volcán Popocatépetl se encuentra entre los estados de México, Morelos y Puebla, por su cercanía con las metrópolis es quizá el volcán activo que representa el mayor riesgo en el país, de ahí que sea el más estudiado, pero no es el único.

De acuerdo con el físico, hay otros 13 volcanes activos a los que se les podría construir un detector adaptado a sus características topográficas y de ese modo estudiar las particularidades geológicas de esos volcanes.