Las letras con buena alimentación son más fáciles de digerir

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Convenio IEEA – DIF, ofrece educación básica en las Cocinas Comedor Nutricional Comunitarias

Miahuatlán de Porfirio Díaz, Oaxaca, a 30 de marzo de 2016.- Felipa Díaz García es estudiante de secundaria en el Instituto Estatal de Educación para Adultos, además de ser la presidenta de la Cocina Comedor Nutricional Comunitaria de la localidad de Santa María Velato, Monjas.

En entrevista relató que al quedar  huérfana de padre, desde muy pequeña tuvo que trabajar, teniendo que dejar la escuela cuando apenas cursaba el segundo año de primaria, debido a que su mamá no contaba con recursos económicos para comprar sus útiles escolares y uniformes.

“Me vi en la necesidad de trabajar; antes nosotros teníamos que comprar los cuadernos y uniformes, no como ahora que el gobierno de Oaxaca nos los regala. Como no asistía a clases todos los días; la maestra le dijo a mi mamá que si no me iba a dejar estudiar todo el año, mejor me sacara y así fue que abandoné la escuela”, expresó la educando.

Aun cuando su niñez quedó en el pasado sus ganas de terminar la educación básica estaban intactas y hace unos años cuando la invitaron a incorporarse al Instituto Estatal de Educación para Adultos, de inmediato aceptó porque le explicaron que los estudios se adaptan a los tiempos de los estudiantes.

En la Cocina Comedor Comunitaria, que preside Felipa, durante la mañana preparan el desayuno y comida para más de 80 niños, en donde también se alimentan ella y las demás integrantes del comité. Después de alimentarse cambia los utensilios de cocina por libros y cuadernos, para adentrarse al mundo del conocimiento, junto con sus compañeras de clase y su asesora Josefina.

“El desayuno que preparamos es variado y nutritivo para estimular el apetito de los niños, luego sigue la comida y una vez bien alimentadas, alrededor de 15 señoras nos ponemos a estudiar, así aprendemos mejor”, expresó Felipa.

En tanto Josefina Ríos Ruíz, asesora para adultos por más de cinco años, expresó: “Cuando me invitaron a enseñar a leer, escribir y apoyar a jóvenes y adultos a terminar la primaria o secundaria, luego dije que sí. De alguna manera esto es parte de mi sueño, estoy haciendo lo que me gusta, porque yo quería estudiar para educadora, pero por falta de recursos no pude continuar con la universidad”.

Dijo sentirse motivada cuando sus estudiantes empiezan a escribir las primeras letras, leen frases y llegan puntuales a sus asesorías. También aprende de sus educandos, conoce parte de la historia del pueblo, costumbres  que se han ido quedando en el recuerdo de los adultos y la gastronomía.

Para Josefina las personas adultas son las que más ánimo e interés demuestran por aprender y esto le hace pensar: “Si ellas tienen ganas ¿por qué no les voy a enseñar?”.