En Opinión: «Satisfecho con lo que hay» por Sócrates Campos Lemus

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¡QUE CONSTE,… SON REFLEXIONES!
POR SÓCRATES A. CAMPOS LEMUS.
“SI NO ERES FELIZ CON LO QUE TIENES, NO LO SERÁS CON LO QUE TE FALTA”…
         Miles de historias se han escrito sobre el agradecimiento y la soledad que sufren los padres en su esfuerzo por dar lo mejor a sus hijos. Nadie sabe muchas veces lo que se hace, porque en la vida no hay escuelas que nos formen y forjen. Algunos pensamos que no se puede ser tan rígido y exigir a los hijos todo lo que deben hacer y participar para que aprendan lo que cuestan o el esfuerzo que se requiere para alcanzar cada cosa. La inmensa mayoría de los padres dan, porque es su vocación, no lo hacen de mala fe, lo hacen por amor y en ocasiones o en la mayoría de las ocasiones, no se valora por los hijos este esfuerzo. Por esa razón, la historia que contaremos tiene una gran experiencia y nos motiva a reflexionar:
         “Un joven fue a solicitar un puesto gerencial en una empresa grande. Pasó la entrevista inicial y ahora iba a conocer al director para la entrevista final. El director vio en su currículo vitae sus logros académicos y eran excelentes. Y le preguntó: “¿Recibió alguna beca en la escuela?”, el joven respondió: “no”.
         “¿Fue tu padre quien pagó tu colegiatura?”- Contestó el joven: “Mi padre murió cuando yo tenía un año de edad, fue mi madre la que pagó.”
         -“Dónde trabaja tu madre?” -“MI madre trabaja lavando ropa”. El director pidió al joven que le mostrara las manos. El joven mostró un par de manos suaves y perfectas.
         “-¿Alguna vez HAS AYUDADO A TU MADRE A LAVAR LA ROPA?”
         “-Nunca, mi madre siempre quiso que estudiara y leyera mis libros. Además, mi madre puede lavar la ropa más rápido que yo”
         “El Director dijo: “Tengo una petición: cuando vayas hoy, ve y lava las manos de tu madre, y luego ven a verme mañana por la mañana”.
         “”El joven sintió que su oportunidad de conseguir el trabajo era alta. Cuando regresó a su casa le pidió a su madre que le permitiera lavar sus manos. Su madre se sintió extraña, feliz pero con sentimientos encontrados y mostró sus manos a su hijo. El joven lavó las manos de su madre poco a poco. Rodó una lágrima al hacerlo. Era la primera vez que se daba cuenta de que las manos de su madre estaban arrugadas y tenían tantos moretones. Algunos hematomas eran tan dolorosos que su madre se estremeció cuando él la tocó”.
         “Esta fue la primera vez que el joven se dio cuenta de lo que significaban este par de manos que lavaban la ropa todos los días para poder pagar su colegiatura para su educación, sus actividades de la escuela y su futuro. Después de limpiar las manos de su madre, el joven se puso a lavar en silencio toda la ropa que faltaba. Esa noche madre e hijo hablaron durante un largo tiempo”.
         “A la mañana siguiente, el joven fue a la oficina del director. El director se dio cuenta de las lágrimas en los ojos del joven cuando le preguntó: “¿Puedes decirme que has hecho y aprendido ayer en tu casa?”
         “-El joven respondió: lavé las manos de mi madre y también terminé de lavar la ropa que quedaba. Ahora sé apreciar, reconocer que sin mi madre, yo no sería nadie y me doy cuenta de lo difícil y dura que es conseguir algo por mi cuenta. He llegado a apreciar la importancia y el valor de ayudar a la familia”.
El director, dijo: “Esto es lo que yo busco en un gerente. Quiero contratar a una persona que pueda apreciar la ayuda de los demás, una persona que conoce los sufrimientos de los demás para hacer las cosas, y una persona que no ponga el dinero como u única meta en la vida y lo contrató”.
         “”Un niño que ha sido protegido y habitualmente se le ha dado todo lo que él quiere, desarrolla una “mentalidad de tengo derecho” y siempre  se pone a sí mismo en primer lugar, ignoraría los esfuerzos de sus padres. Si somos padres de este tipo, somos padres protectores. ¿Realmente estamos demostrando el amor o estamos destruyendo a nuestros hijos? Puedes dar a tu familia una buena casa, buena comida, buenas cosas. Pero cuando estés cortando el pasto o haciendo tareas para la casa o las que se requieran, por favor que también lo experimenten. Después de comer que levanten los platos y lave los trastes. No es porque no tengas forma de contratar a alguien, de lo que se trata es de que entienda. Un día tu pelo tendrá canas, igual que la madre de ese joven. Lo más importante es que tu hijo aprenda a apreciar el esfuerzo y tenga la experiencia de la dificultad y aprenda a trabajar con los demás, para hacer realidad las cosas y sus sueños”.
         Y es la verdad, muchos nos dimos cuenta del valor y del esfuerzo de nuestros padres mucho después de que ellos murieron, cuando recordamos sus esfuerzos y su paciencia y amor por darnos todo, cuando nos mantuvimos insensibles en su dolor y su esfuerzo. Ahora, lloramos, y nos conmovemos cuando entendemos esos valores, pero ya no están para “poder lavarles las manos”… y nos queda tomar la experiencia para darles otro ejemplo a los amores nuestros y que no sufran, al final, sino que aprendan a apreciar lo que reciben para poder continuar en el andar…Gracias a mi amigo Roberto que me envió la historia.