En Opinión: «Amarrador de manos» por Sócrates Campos Lemus

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¡QUE CONSTE,… SON REFLEXIONES!
POR SÓCRATES A. CAMPOS LEMUS.
DICEN LOS BURÓCRATAS DEL GOBIERNO QUE EN EL CAMBIO DE HORARIO SE AHORRA MUCHO DINERO… POR LO QUE NO ENTENDEMOS LA RAZÓN PARA QUE NOS JODAN CON EL AUMENTO DE PRECIOS DE LA LUZ… ¿SERÁ PARA QUE HABLEMOS BIEN DE MÉXICO? O SIMPLEMENTE PARA MOSTRARNOS QUE NO SE LEVANTAN JODIENDO AL PAÍS SINO QUE LO HACEN TODO EL TIEMPO, NO NADA MÁS EN LAS MAÑANAS…
EL FAMOSO CONDUCTOR DE AUTOS DE VELOCIDAD, EL “CHECO”, DECLARÓ QUE NO AVANZÓ MÁS PORQUE “LE AMARRARON LAS MANOS”, PUES SERÍA BUENO CONTRATAR AL AMARRADOR A VER SI LOGRA AMARRARLES LAS MANOS A LOS PINCHES FUNCIONARIOS Y POLÍTICOS RATEROS QUE SUFRIMOS EN EL PAÍS… SI ESTÁ DESOCUPADO EL PUESTO DEL FUNCIONARIO ANTICORRUPCCIÓN, PUES AHÍ TIENEN A UN BUEN CANDIDATO QUE SABE AMARRAR LAS MANOS… O SERÁ PORQUE ¿EN EL PREMIO DE LA CIUDAD DE MÉXICO YA SE HACEN APUESTAS?, SEA COMO SEA, SUENA BIEN ESO DEL AMARRADOR DE MANOS…TOTAL, YA TENEMOS POR AHÍ, EN EL ESTADO DE MÉXICO, A UN “VENGADOR” QUE SABE DISPARAR TAN BIEN QUE SE JODIÓ A CUATRO ASALTANTES QUE ROBABAN PASAJEROS EN LOS AUTOBUSES… OJALÁ LO CONTRATEN COMO INSTRUCTOR EN LAS FALLIDAS POLICÍAS…A VER SI DAN UNA…
         Después de escuchar las comparsas y las quejas y llantos en las iglesias y en los panteones donde los vivos lamentan por lo que no pudieron hacer en favor de los ya muertos o por lo que los muertos les hicieron y marcaron, solamente tenemos que recordar que eso es parte de la vida. No vale la pena lamentarse, lo mejor es aprender a ser maravillosamente atentos con los que amamos y debemos atender, con todos los amigos y con los que pasan al lado nuestro, finalmente, alguno se lamentaba por no tener dinero para comprar pan a sus muertos y en eso me llegó un mensaje que me recordaba que, lo verdaderamente lamentable era no tener el pan nuestro de cada día. Otro, me decía que no podía poner un buen altar a sus muertos porque no tenía empleo y entonces pensé que lo verdaderamente lamentable no era el no poner el altar, sino el no tener empleo. Uno más por ahí me señalaba que no podía ir a la iglesia y al panteón porque no tenía vehículo, porque se había descompuesto, y pensé que lo realmente triste no es el no tener vehículo, sino el ver que algunos, sin piernas, se van arrastrando a donde sea para sobrevivir y no están lamentándose por ahí. La vida no debe ser de lamentaciones, a lo mejor sería bueno mentarles o recordarles a algunos pillos sus descendencia, pero la realidad es que mejor es buscar las razones por las que debemos actuar y no estarnos lamentando por ahí como lloronas de calle o de callejón…Como sea, la realidad es que nos lamentamos por todo y no agradecemos por nada. La realidad es que tenemos unos ojos que nos permiten gozar de la vista de nuestros seres queridos y de los amaneceres y del color de las flores; que gozamos de oídos para gozarnos del canto de los pájaros y de la buena música y del poder escuchar a los que amamos para recordar siempre su voz, que pensamos bien y que con ello, podemos entender la vida y la muerte, y sobre todo, lo que significa el agradecer. Tenemos un corazón que late como no late ninguna máquina fabricada por el hombre y que tiene una fuerza vital que nos protege y recuerda las emociones y el valor del amor o el lamento de las perdidas, pero ahí está todo el tiempo funcionando con precisión y con fuerza vital. Tenemos nuestros brazos para abrazar y para laborar con serenidad y construir lo que queramos, piernas para trasladarnos a todos lados aun cuando estemos lastimados o limitados, en fin, si observamos aún lamentándonos de lo que nos falta o creemos que nos hace falta, tenemos mucho que agradecer y con esos elementos que Dios nos ha puesto, continuar en la vida para vencer a la muerte que ese es, finalmente, nuestro destino, cuando menos por el tiempo que en que funciona nuestro corazón.
         Cuando pensamos en la muerte y la ausencia de los que amamos nos reflejamos un poco en lo que queremos trascender y el que no nos olviden los nuestros, pero irremediablemente, el paso del tiempo, obliga a olvidar, no se puede avanzar recordando, porque es como querer caminar viendo para atrás y cayendo a cada rato al no ver las piedritas de enfrente. Por esa razón, los pueblos indios, que eran observadores diarios de la vida y de la muerte, solamente dedicaron dos días a este homenaje y recordatorio a los que ya se nos fueron y no vemos ni tenemos. A lo mejor, muchos, seguirán llorando porque los extrañan mucho pero en ese mecanismo hay que agradecerles el que nos dieran tanto, de tal forma que no se nos olvidan. Es cierto que para avanzar hay que agradecer a cada paso el poder caminar y ver lo que hay a nuestro alrededor. Eso es lo que nos permite gozar de la vida y de todo lo que somos, llegamos a este mundo con la misión de crecer y para crecer y comprender y aprender hay que caminar, los que se quedan sentados no tienen la oportunidad de admirar los cambios que hay en el camino, ni pueden sentir los cambios que dan las experiencias, que es el verdadero valor de la vida. Sí, a lo mejor, no tenemos para comprar un pan de muerto y ponerlo en el altar de los muertos para que lo coman los vivos, pero mucho peor es no tener el pan nuestro de cada día, y eso, lo olvidamos y nos lamentamos por algo que podemos superar… viendo a la muerte, pues, demos gracias a la vida…