En Opinión: «Promesas Incumplidas» por Sócrates Campos Lemus

¡QUE CONSTE,…SON REFLEXIONES!
POR SÓCRATES A. CAMPOS LEMUS.
LA PERVERSIDAD Y LAS JODENCIAS son parte de los juegos políticos, y en ellos, a los diputados o a los mandamases jamás les importan los daños que les generen a las gentes de trabajo. Por ejemplo, en Nuevo León, de acuerdo a una nota del diario, EL NORTE, SE DICE: “Horas antes de la sesión en que se aprobó el Paquete Fiscal para 2017, integrantes del Congreso local hicieron pacto a petición del coordinador panista, Arturo Salinas: aprobar los aumentos a las contribuciones estatales y municipales de un solo golpe y lo más noche posible, para reducir el impacto político mediático de la medida”.
Ellos, a lo mejor, se cuidan los traseros pero joden a los contribuyentes al hacer esto con el fin de aprobar las medidas antipopulares y terribles en contra de la economía popular en los tiempos de una crisis enorme que vivimos los mexicanos. Esta operación la hace el diputado Salinas con la aprobación del dirigentes estatal del PAN, Mauro Guerra…y como hampones en despoblado hicieron la trácala a media noche, con la idea de que saliera la aprobación en los primeros minutos del día sábado, para que no  repercutiera en los medios y se diluyera el día domingo cuando todos andan en la carne asada y en las chelas viendo los partidos de futbol… para eso es la televisión, para hacernos tontos, más tontos de lo que ya estamos y que nos perdamos en los gritos en favor o en contra de los equipos… total, pan y circo, sigue siendo la regla para atontarnos a todos.
         Cuando Jaime Rodríguez, El Bronco, realizaba con agilidad política su campaña denunciando los robos y mediocridades de los gobernantes en turno y los intereses que se movían en los candidatos de los partidos, por lo que decide irse por la libre, como “independiente”, los ciudadanos levantaron la moral y sacaron los pantalones y las faldas para imponer por su voto a tan magnífico candidato que prometía poner tras las rejas a Rodrigo Medina, a su padre, a sus socios y cómplices que saquearon los recursos del pueblo de Nuevo León y lo dejaron endeudado por años y años frenando su desarrollo y capacidad de mejorar en la calidad de vida de los regios, así, entre otras cosas, declaraba que no impondría nuevos impuestos y que evitaría aumentar los que estaban y no pagaría por los robos de Rodrigo y su pandilla ni permitiría que el pueblo cargara con el adeudo brutal que se dejaba en las finanzas públicas que se fueron por los canales a las cuentas de los pillos y rateros del sexenio.
     Prometió que sin duda, eliminaría el impuesto a la tenencia de los vehículos y así se mantiene el cobro hasta en un 80 %, en lugar del 50 % como había prometido en 2017,  en tales condiciones de aumentos y de imponer nuevos impuestos para pagar los recursos que se robaron los gobernantes anteriores y sus bandidos, Jaime Rodríguez se justifica diciendo: “Yo sé que ofrecía en mi campaña quitar la tenencia, pero al hacerlo dejaríamos de hacer una plaza, de dar apoyo al adulto mayor, a la madre soltera, apoyo a los niños que tienen discapacidad o para contratar nuevos policías, porque nos dejaron un estado quebrado” y es cierto, lo dejaron quebrado y saqueado, pero lo dejaron los pillos de Rodrigo Medina y sus socios y cómplices y él prometió consignarles y quitarles lo robado para reintegrarlo a los ciudadanos, pero no es así, ahora, resulta que como nos saquearon, tenemos que pagar por lo que nos robaron y para ello aumenta los impuestos, aumenta el adeudo, inventan impuestos anticonstitucionales y demás, total que al parecer podríamos decir que estábamos mejor con los rateros que con los que nos vienen a salvar… aquellos se quedaban calladitos y sin moverse para que no se asomaran los millones que se llevaban en las bolsas, pero la actual administración no puede continuar con este esquema de perdones y justificaciones si no tiene los pantalones para llevar ante la justicia a los ratas saqueadores de los fondos públicos con los que hicieron y hacen negocios privados, y si no se cumple con la palabra pues el costo políticos, tal como lo planearon los panistas, le caerá a El Bronco, como baldes de agua fría en pleno invierno…
         Sería bueno que viera las barbas de su vecino que son cortadas en el caso de Gabino Cué, cuyos negocios, ahora, estarán en Nuevo León, después del saqueo que hiciera en Oaxaca, Gabino Cué, levantó la bandera contra los corruptos y gandayas en la administración anterior que llevaron al estado a un nivel de violencia y de saqueos brutales, la gente le creyó como creyera en Jaime Rodríguez, El Bronco, y en la votación, le dio una confianza absoluta, y como el Bronco, Gabino Cué, también prometía consignar a los rateros y recogerles lo que se robaron, pero no logró hacerlo o lo “convencieron” con billetes para que no persiguiera y no consignara ni recuperara los fondos de los oaxaqueños, y en pocos meses, se vio que las promesas se esfumaron y el pueblo le daba la espalda y le retiraba la confianza y la credibilidad, de tal suerte que se rodeó de un grupo de hampones, mucho más hampones que los del gobierno anterior, y hoy en día, son investigados, y con seguridad, serán consignados porque de no hacerlo el nuevo mandatario, Alejandro Murat, perdería toda la confianza y las cosas se desbarrancarían a la violencia y la anarquía, por tal motivo, El Bronco, debe entender que las promesas de campaña son palabra sagrada y que ya no estamos en los tiempos donde se daba atole con el dedo y la gente se quedaba tranquila, hoy, la violencia y la crisis son una realidad y están en la puerta de los gobiernos y en cualquier momento pueden estallar, por ello, debería ver que aumentar impuestos, aumentar deuda e imponer nuevos impuestos aunque sean anticonstitucionales, no solo le generarán desconfianzas políticas sino que también serán los argumentos para evitar que sus aspiraciones nacionales sean una realidad, si no cumple en su estado donde ganó prometiendo ser diferente no indiferente, no podrá tener argumentos para poder competir a nivel nacional como muchos lo quisieran…. a menos que, en vez de ser independiente, se haya convertido en indiferente ante los reclamos de la sociedad.