En Opinión: «Y todos se quedan callados» por Sócrates Campos Lemus

¡QUE CONSTE,… LOS OLVIDADOS!
POR SÓCRATES A. CAMPOS LEMUS.
         PUES SÍ, LA VERDAD ES QUE ME TRATA MAL, PERO ES LA COSTUMBRE, ASÍ LO HICIERON MI MAMÁ Y MI ABUELA, SIEMPRE LOS HOMBRES LAS GOLPEAN y les gritan, algunas dicen que si no lo hacen es porque no las quieren, pero la verdad es que el cariño es diferente, es que las mujeres que ya parimos sabemos lo que es las caricias de los hombres cuando son niños y quieren el seno para comer y agradecen con una sonrisa y se duermen, no lloran como los viejos cuando andan borrachos y entonces les entra  el remordimiento y hablan de su mamá, de lo mal que la trataron siguiendo el ejemplo del padre, y después, hablan de lo mal que le pagan a las mujeres y terminan por olvidar y entonces nos golpean, nos gritan nos obligan a servirles a dominarnos, a sus pasiones, a sus golpes y como solo lloramos, entonces, más se encabronan y dicen que ya no les queremos ni los respetamos pero que si nos ven por ahí nos matan y así terminan matando a muchas, es como la ley de la vida en la pobreza, a pesar, por lo que cuentan las que han estado en las capitales, también, muchas reciben este trato, porque al parecer los hombres lo controlan todo y se molestan porque las mujeres son trabajadoras y no se prestan a sus gustos y no les dan lo que quieren y alegan que solamente se dan a desear y por ello las violan, y ellas, calladas, nadie les hace caso, si denuncian los mismos policías piden de lo mismo, al fin, dicen, que ya probó hombre y que ahora probará a los de verdad… y así han matado a muchas y las tiran para que los coyotes y los perros las coman y las dejen por el monte.
         Luego vienen las señoras licenciadas y nos dicen que están para apoyarnos, que denunciemos los malos tratos, pero eso es por un tiempito, después, las familias de ellos van con las familias nuestras y les exigen que regresen las dotes y además les den de más porque abandonamos a los hombres y los acusamos, y es no porque queramos justicia, sino dicen ellos, es porque la verdad es que son facilitas, putas y que así, aunque se arrepientan, no las recibirán y que entonces, cuando las vean por ahí, las van a golpear y hasta matar que es lo que merecemos y es así como se dan las cosas en los pueblos. No hay educación, las niñas somos un estorbo porque solamente servimos para moler y cuidar al ganado de vez en cuando y servimos para el petate, pero ni siquiera, para el metate, el día que fui allá a la oficina para poner la queja las licenciadas decían que  nueve de cada diez mujeres indígenas no nos quejamos y cómo le vamos a hacer si llegando a trabajar a cualquier lugar de sirvientas, porque no tenemos escuela, luego luego aparecen los viejos que ya la quieren violar a uno y si le dice uno a la patrona, la corren, porque dicen que anda provocando al viejo o a los hijos y así andamos sin que nadie vele por nosotras.
         Dicen que hay muchos feminicidios en Oaxaca, yo no sé qué es eso, solamente sé que nos matan y nos abandonan y nos violan con los amigos o las familias de los maridos a los que vamos a acusar por las golpizas que nos dan, por las patadas, por los malos tratos,  y luego nos dicen que ya no tienen dinero y que ya no nos pueden defender, y entonces, no hay más que hacer y muchas caen en los vicios y llegan a las cantinas a trabajar como acompañantes y después de putas, total, los hombres borrachos no distinguen si son bonitas, si no que les interesa que se dejen tomar y hacer, y ahí lloran porque sus mujeres no los quieren y una se pregunta ¿por qué los van a querer si llegan borrachos, si dan malos tratos, si golpean a los niños y a nosotras, si ni siquiera dan para el gasto? y ahí, en la cantina, botan todo, desde sus horrores y resentimientos, sus ardores, y todo sale al final vomitando y por eso huelen feo, dan asco.
         Hace poco llegó una niña, no tenía ni trece años, de buen ver y de mejor cuerpo, sencilla, golpeada y violada por el padrastro y por los hermanos cuando borrachos la vieron y no respetaron. Ella se escapó y la vieron unos camioneros y le dijeron que la llevaban y también terminaron violándola en el camino y le quitaron hasta los papeles que traía, y un padrote la vio en el centro y la invitó a tomar una torta y la llevó a su casa y le dejó que se bañara y la acarició y le dijo que la quería y que la trataría bien siempre y cuando le obedeciera, porque no todo era gratis y ella se ilusionó y al final, después de días, el padrote la vendió a un congal y ahí la explotaban y obligaban a servirle a los clientes en lo que querían, dejarse hacer y pasaban hombres y más hombres y ella destrozada quería paz y comida y recibía golpes y malos tratos de los que regenteaban y la tuvieron por varios meses, y después, la hicieron abortar y seguía en eso hasta que la volvieron a vender con unas gentes de Tlaxcala y la vieron y la llevaron a los Estados Unidos a los campos de cosechas y ahí, en una tienda de campaña, pasaban diez o veinte o treinta hombres cada día y le daban algo de comer y algo de beber y ella sin papeles y sin saber inglés ni modo de ponerse difícil, hasta que un buen día, en la casa donde estaban otras muchachas y los mismos padrotes de Tlaxcala, llegó la migra y los detuvo y de buenas a primeras llegaron algunos médicos y enfermeras y unos que sabían español y preguntaron que cómo las explotaban, y yo no me aguanté y canté de todo, hasta de más, les dije como nos trataban como nos golpeaban, como nos obligaban a dar a fuerza el cuerpo para que los otros se descargaran y cómo ellos cobraban y en vez de darnos algo nos daban chingas y golpes y malos tratos y hasta alguna que murió en el aborto, la fueron a tirar al monte, y nos detuvieron y nos mandaron para México y qué, no sabemos nada, estamos manchadas y en peligro de que nos maten por nada… y todos, se quedan callados…como si nada…