En Opinión: «El que manda, manda…» por Sócrates Campos Lemus


¡QUE CONSTE,… LOS OLVIDADOS!
POR SÓCRATES A. CAMPOS LEMUS.

         Cuando un presidente como los de México termina con su mandato, no me puedo imaginar hasta qué punto descansan o hasta qué punto se lamentan por su nueva situación.

El poder es el poder, y cuando este poder es inmenso que permite cambiar la vida de muchos, hacer ricos o empobrecer a otros, están en posición de dar consejos que nadie le solicita y dar regaños que no siempre son merecidos, cuando pide y le dan de más, y cuando se queda callado, en sus pensamientos, todos andan en las especulaciones, si va a un médico para consultarle lo de alguna almorrana o un malestar al defecar, todos se imaginan lo peor y especulan sobre si el daño es mayor pero nadie se atreve a preguntarle si se encuentra bien o mal, cuando sale de mal humor de su recámara porque se quemó la lengua con el primer café todos especulan sobre la estabilidad de su matrimonio y si regaña o no a sus hijos se habla de desestabilización familiar, si quiere salir tiene que consultar con un jefe de estado mayor que hace de todo, desde chofer a guardaespaldas, y muchas veces, de celestino, o pone su cara de pentonto ante un regaño que sabe que no merece y le dan para justificar alguna pendejada del mandatario, cuando pide dinero no preguntan, ponen la maleta y en fin, el poder es enorme, su hijos y sus parientes cercanos reciben regalos y contratos o visitas que ni siquiera se imaginan, todos están cuidados y cuando esto termina, la soledad, inmensa soledad, la que tuvieron que vivir en el Palacio y la que recibirán cuando el poder mengue y no sea requerido por nadie y toda la atención se centre en el nuevo presidente, y lo peor, se quedará callado ante lo que haga el otro y no podrá hablar ni darle consejos o alertarlo sobre algún tema. Sí, debe ser enorme el poder y enorme el silencio y la discreción a pesar de que hay algunos hablantines y pentontos como Fox o el borrachín de Calderón…

Se le termina el poder y se le termina la protección para que las furias de la gente y de sus enemigos no den rienda suelta a los reclamos y exijan cárcel o muerte civil o la investigación a sus familiares y a sus incondicionales, y por esa razón, todos los cercanos se van protegiendo cada vez que el día del destape y de la pérdida gradual del poder se acerca.

Recuerdo que alguien me platicaba que, por ejemplo, un hombre muy cercano a Don José López Portillo, el Negro, Arturo Durazo Moreno, quién gozaba de gran afecto del presidente, no entendió a lo largo del mandato del presidente que su papel no era el del cuate que podía abusar sino el del compañero que debería ser eficiente y discreto, pero no, por ejemplo, está aquel incidente en que solicitó al presidente que le nombrara general de la policía y el entonces secretario de la Defensa, el General, Galván López, se molestó, y el presidente para quedar bien con los dos, se colocó cinco estrellas, al general secretario cuatro estelas y a los demás generales tres, dos y una de acuerdo a los grados, y cuando al final de régimen, Miguel de la Madrid, controlaba férreamente los presupuestos desde la Secretaría de Programación le solicitó el presupuesto para comparar unas patrullas y armamento lo cual le negó Miguel de la Madrid, y el Negro Durazo, que gozaba de  derecho de picaporte acudió con su amigo el presidente, y  el presidente ordenó que le dieran los recursos, no conforme con ello, Durazo, perdiendo el piso y manteniendo  una enorme soberbia dicen que le habló a don Miguel y le dijo, más o menos: “Pues no que no me dabas los presupuestos, pinche ratoncito miguelito?” Y como la venganza es plato frío y el poder es inmenso. cuando llegó de la Madrid al poder de inmediato jodió al general Arturo Durazo y lo persiguió a tal punto que hasta pagaron a su secretario para que escribiera un libro, no sé si lleno de mentiras o lleno de verdades: “Lo negro del Negro Durazo” y le persiguieron, de tal suerte que al paso del tiempo, murió, si no en la pobreza, en Acapulco, si muy minado de recursos y enfermo, abandonado por sus “muchos amigos” y dejado a un lado por todo aquellos que le debían favores, y cuando perdió el poder y la amistad del mero mero, en vez de apoyarlo, lo jodieron… así es el poder en este país.

Algo parecido le sucedió a Humberto Romero el súper secretario de Adolfo López Mateos que ante la enfermedad del presidente controlaba en la realidad el poder y se burlaba, cada vez que llegaba al acuerdo presidencial, Díaz Ordaz, al que no veía con bueno ojos, y le decía :“Tribilín”, pero cuando llega Díaz Ordaz al gran poder de inmediato persigue a Humberto Romero y lo marginó de tal suerte que a pesar de poder tener una gran carrera como por ejemplo la ha tenido Emilio Gamboa, como ex secretario de dos presidentes, se  perdió por la venganza del aquel  que no le gustaba que le apodaran “Tribilín”.

Y AÑOS ATRÁS Cuando perdiera el poder Plutarco Elías Calles, de inmediato, le colgaron el milagrito del asesinato de Obregón, incluyendo un chiste que decía: “Quién mató a Obregón?”… pues… no, ¡mejor “CALLESE”! Y COMO LOS CHISMES se soltaron y las pasiones y los odios se desbordaron muchos señalaban que el presidente vivía en un punto, y el que mandaba, vivía en frente, y así, con esos chistes y agravios, se llegó a implementar la salida del país de Plutarco Elías Calles y un grupo de incondicionales del paí, y pueden dar gracias a que solamente se aplicó uno de los puntos del poder: AL QUE NO LO RESPETE LE QUEDA EL ENCIERRO, EL DESTIERRO O EL ENTIERRO y a Calles solamente le aplicaron el del destierro, a pesar de que lo mataron en vida a pesar del enorme poder que tenía y acumulaba en el país como “El Jefe máximo”… y Ahora, ante la cercanía y los rencores y odios y especulaciones y realidades que el cuelgan a Peña Nieto, me comienzo a preguntar: ¿Cómo podrá enfrentar el presidente Peña la embestida de sus enemigos y de los resentidos sociales y políticos que quieren lincharlo o enviarle a la cárcel? ¿Saldrá al exilio voluntario como lo hiciera Carlos Salinas?… y pues, el poder es el poder, y a joder…No creo que Atlacomulco esté bien blindado… ya faltan pocos meses para saber…Y es pregunta, ¿hasta cuándo consignarán a Gabino Cué y al hampón de Jorge el coco Castillo?