Ganan Nobel de Química 2018 por desarrollar proteínas que resuelven problemas de la humanidad

La Real Academia de Ciencias anunció a los tres ganadores que compartirán el Premio Nobel de Química 2018: Frances H. Arnold, de Pittsburg, EE.UU., George Smith, de Norwalk, EE.UU., y Gregory Winter, de Leicester por “desarrollar proteínas que ayudan con problemas de la humanidad”.
Los ganadores de este año “han tomado el control de la evolución y lo han utilizado con fines que brindan el mayor beneficio a la humanidad”, dijo la Academia. Pues la producción de enzimas a través de evolución dirigida se puede fabricar de toso: desde biocombustibles hasta productos farmacéuticos.

Agregaron que “los anticuerpos que evolucionaron utilizando un método llamado visualización de fagos pueden combatir las enfermedades autoinmunes y, en algunos casos, curar el cáncer metastásico”.

Los tres científicos ganadores se inspiraron en el poder de la evolución y utilizaron los principios del cambio genético y la selección para desarrollar proteínas que solucionan problemas de la humanidad.

Los ganadores que se inspiraron en el poder de la evolución
En 1993, Frances H. Arnold logró la primera evolución dirigida de enzimas –proteínas que catalizan reacciones químicas–. Este método se utiliza para desarrollar nuevos catalizadores, este ha ido mejorando con el paso del tiempo. La enzimas de Arnol se usan para crear productos farmacéuticos y producir combustibles renovables para un transporte ecológico. Su uso es en pro del ambiente.

En 1985, George Smith desarrolló el método de visualización de fagos, en el que se usa un bacteriófago –virus que infecta las bacterias– para desarrollar nuevas proteínas. Por su parte, Gregory Winter utilizó la visualización de fagos para la evolución dirigida de los anticuerpos, con el objetivo de producir nuevos productos farmacéuticos. El primero basado en este método, el adalimumab, fue aprobado en 2002 y se utiliza para la artritis reumatoide, la psoriasis y las enfermedades inflamatorias del intestino. Desde la aprobación, la presentación de fagos ha producido anticuerpos que pueden neutralizar las toxinas, contrarrestar las enfermedades autoinmunes y curar el cáncer metastásico.

“Estamos en los primeros días de la revolución de la evolución dirigida que, de muchas maneras diferentes, está trayendo y traerá el mayor beneficio para la humanidad”, declaró la Real Academia de Ciencias.