Cómo influye la incontinencia en la vida de las personas (y qué hacer para sobrellevarlo)

La incontinencia es un síntoma común. Aproximadamente 1 de cada 4 mujeres y 1 de cada 8 hombres tienen algún nivel de incontinencia. Pese a que un gran porcentaje de la población lo padece, no se habla mucho acerca del tema e incluso se considera tabú.

Por lo mismo, la incontinencia provoca un gran impacto en la vida de una persona. Adaptarse y aprender a convivir con ella puede suponer un importante reto psicológico, no sólo para quien la padece, sino también para su entorno.

Debemos entender este síntoma como uno que afecta no solo de forma fisiológica, sino también en los pensamientos, actitudes, emociones, acciones y relaciones sociales de quien vive con él.

Todas las personas que empiezan a tener pérdidas sufren. No todo el mundo lo hace de la misma manera, pero comúnmente se pueden percibir las siguientes reacciones emocionales:

Negación

Se puede restar importancia a la incontinencia y considerarla como algo pasajero y reversible. A medida que los accidentes se van repitiendo, la persona puede intentar disimularlos y esconderlos. La negación llevada al extremo hace que la persona no quiera hablar con nadie de lo que le sucede debido a su dificultad para aceptar y afrontar el problema.

Ira

El no poder controlar las propias necesidades fisiológicas puede crear un sentimiento de frustración. A veces la persona se siente tan frustrada en el momento de la pérdida que reacciona con enfado e ira, ya sea hacia sí mismo o hacia los demás. Esta reacción puede darse con mayor frecuencia en personas con deterioro cognitivo o demencia leve-moderada, ya que se añade la dificultad de comprender qué les está ocurriendo.

Tristeza

Se incluyen los sentimientos de culpa y vergüenza, así como la pérdida de autoestima y de confianza en uno mismo. La persona cree que está perdiendo parte de su dignidad y siente vergüenza cuando presenta o cuando recuerda los episodios de incontinencia. También puede sentir culpa por creer que está dando más trabajo a su cuidador.

Miedo

Ante una situación nueva que no sabemos cómo controlar, la mayoría de los seres humanos sentimos miedo. En el caso de una persona con incontinencia, se añade a todo esto la posibilidad de tener un accidente en cualquier momento o de desprender olor. Si no se tienen los apoyos ni las herramientas para hacer frente a la situación, el miedo desencadena en inseguridad y ansiedad. Esto puede llevar a la persona a conductas de evitación y aislamiento, afectando sus relaciones sociales.

La baja autoestima, sentimiento de impotencia, inseguridad, vergüenza y frustración pueden provocar el desarrollo de comportamientos poco adecuados frente a esta problemática.

Si tú o alguien cercano a ti se ha sentido afectado o limitado por este síntoma, hablar con un psicólogo puede ayudar a desarrollar actitudes que les permitan afrontarlo, con el fin de promover y mantener su salud integral.