El informe sobre cambio climático que pasó de noche en la 4T

El 25 de septiembre último, el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre Cambio Climático de la ONU publicó un informe que alerta sobre los costos y riesgos que sufrirán los habitantes de diversas regiones del mundo si no se logra frenar el calentamiento global. En México, por ejemplo, la Península de Yucatán y Tabasco podrían verse afectados con el aumento del nivel del mar. “De qué nos va a servir un Tren Maya cuando la mitad de la Península de Yucatán estará bajo el agua. De qué va a servir Dos Bocas bajo el agua (…) El gobierno mexicano no ha dicho nada”, cuestiona el investigador de la UNAM Luis Zambrano González.

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BERLÍN .– Los cambios son globales e irreversibles… Se observan en el mar, en las costas, en las altas montañas y en las regiones polares. El océano se calienta y aumenta su acidez, los glaciares se reducen y las capas heladas de Groenlandia y la Antártida pierden masa, decrece la extensión de hielo marino en el Ártico y se consume la cubierta de nieve del hemisferio norte. Aumenta la temperatura del permafrost (la capa de suelo congelado de las regiones frías).

Todo eso afecta directamente a 670 millones de personas que viven en las regiones de alta montaña en el mundo, a 680 millones de las zonas costeras, a los cuatro millones del Ártico y a 65 millones de isleños porque las alteraciones rompen con el delicado equilibrio climático del que son parte los océanos y la criosfera, es decir, las zonas congeladas del planeta.

Dichos eventos y sus efectos son advertidos en el más reciente Informe especial sobre el océano y la criosfera en un clima cambiante, del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre Cambio Climático (IPCC) de la Organización de las Naciones Unidas, en el que científicos de diversas partes del mundo lanzan con urgencia un llamado a los gobernantes y líderes mundiales a que actúen para enfrentar de la mejor manera posible los cambios sin precedente en los océanos y en la criosfera.

Esas alteraciones, confirman los científicos, son causadas en gran parte por el calentamiento global de un grado centígrado respecto de los niveles preindustriales, detonado por las emisiones de gases de efecto invernadero.

El reporte alerta sobre la agudización de una serie de fenómenos ya conocidos en diferentes partes del orbe, incluyendo a México. Asimismo advierte sobre los costos económicos y sociales si no se frena el calentamiento global.

Publicado el 25 de septiembre último, el informe fue elaborado por poco más de una centena de autores provenientes de 36 países, en el contexto de la próxima Cumbre sobre Cambio Climático de las Naciones Unidas, que comienza el 2 de diciembre próximo en Madrid, España. El objetivo del estudio del IPCC es aportar información científica a los gobiernos para que pueda utilizarse en sus políticas públicas sobre el clima y medio ambiente. Dicha información de los expertos aspira a ser una herramienta usada en las negociaciones internacionales contra el cambio climático.

Escasez de agua y alimento

El informe de la ONU expone que, aunque el mundo lograra reducir la emisión de gases de efecto invernadero y mantener por debajo de los 2 grados centígrados el calentamiento de la Tierra, hay alteraciones irreversibles que impactan el clima, la alimentación y el abasto de agua, la energía, el comercio, el transporte, las actividades de ocio y turísticas, la salud y el bienestar, así como la cultura y la identidad.

El deshielo de los polos no sólo trae por consecuencia la desaparición de los glaciares y mantos de hielo, también una elevación del nivel del mar que, a su vez, pone en peligro a cientos de pequeñas islas y cientos de kilómetros de zonas bajas y costeras.

Por ejemplo: sólo en el siglo XX –de acuerdo con los científicos– la elevación del mar fue de aproximadamente 15 centímetros, y durante los últimos años este proceso se ha acelerado casi al triple. “De aquí al año 2100 podría llegar a registrar una elevación de entre 30 y 60 centímetros”.

Pero si los gobiernos no llegaran a contener las emisiones de efecto invernadero, el escenario sería peor: la subida del nivel del mar ascendería entre 60 y 110 centímetros para el final de este siglo, según el estudio.

Los investigadores calculan que con la subida del mar se incrementarán los episodios extremos durante las mareas altas, así como las tormentas más intensas. “Con cada grado de calentamiento adicional los fenómenos que en el pasado se producían una vez cada 100 años tendrán periodicidad anual a mediados de siglo, exponiendo a muchas islas pequeñas y ciudades costeras de baja altitud”.

El estudio señala, incluso, la posibilidad de que algunas naciones insulares dejen de ser habitables. “Si no se destinan grandes inversiones para su adaptación, estarían expuestas a riesgos de inundación cada vez mayores”.

Otro fenómeno irreversible es el calentamiento y deshielo del permafrost. Las proyecciones apuntan hacia un deshielo generalizado de este tipo de terreno para finales de siglo.

“El permafrost de las regiones ártica y boreal almacena grandes cantidades de carbono orgánico, prácticamente el doble de carbono que el contenido en la atmósfera, y su deshielo podría incrementar notablemente la concentración de gases de efecto invernadero en la atmósfera”, indica el documento.

Junto al permafrost, los glaciares, nieve y hielo en las regiones montañosas también desaparecerán irremediablemente, ello causará mayor escasez de agua dulce para los pobladores de estas zonas y para las comunidades situadas a kilómetros aguas abajo, afectando sectores estratégicos, como el agrícola y el hidroeléctrico.

“Se prevé que los glaciares de menores dimensiones situados, entre otros lugares, en Europa, África Oriental, la región tropical de los Andes e Indonesia perderán más de 80% de su actual masa de hielo de aquí al año 2100, en un escenario de altas emisiones”. Algunas consecuencias serán: deslizamientos de tierra, avalanchas, desprendimientos de rocas e inundaciones.

Además de las zonas congeladas del planeta, los océanos también han registrado en el último siglo cambios que pueden tener consecuencias catastróficas para la humanidad: al haber absorbido más de 90% del exceso de calor del sistema climático se han calentado y, con ello, se ha reducido el suministro de oxígeno y nutrientes para la vida marina. Además, al absorber entre 20 y 30% de las emisiones de dióxido de carbono generado por el humano se ha acidificado.

Ambos fenómenos, calentamiento y acidificación, ya ocasionan alteraciones en especies de todos los niveles de la trama alimentaria oceánica y afectan la distribución y la abundancia de la vida marina en zonas costeras, alta mar y fondo marino.

“Los cambios en la distribución de las poblaciones de peces han reducido el potencial de capturas a nivel mundial. En el futuro disminuirá todavía más en algunas regiones, particularmente en los océanos tropicales, pero aumentará en otras, como en el Ártico. Las comunidades que dependen en gran medida de los productos alimentarios marinos pueden verse confrontadas con riesgos para la salud nutricional y la seguridad alimentaria de sus integrantes”, alerta el documento.

Consecuencias para México

Aunque México se ubica lejos de los polos, lo que sucede con ellos y con los océanos repercute directamente en su población.

El reporte del IPCC señala que “por la desaparición de los hielos el nivel del mar podría aumentar hasta un metro en los próximos años. Las zonas bajas del país, como la península de Yucatán o Tabasco, pueden verse afectadas.

“En México tenemos volcanes, como el Popocatépetl y el Iztaccíhuatl, y en éste he tenido la oportunidad de comparar la reducción de su glaciar. Con su desaparición también lo hará el agua que viene de las zonas altas”, explica en entrevista Luis Zambrano González, investigador del Instituto de Biología de la UNAM.

–¿En qué regiones de México se perciben las consecuencias de los cambios que plantea el informe del IPCC?

–Los desastres que estamos viendo son apenas el inicio. Hay que decirlo: son multifactoriales, pero, sin duda, el cambio climático es uno de los que los causan. Tenemos, por ejemplo, el sargazo que afecta a las playas del Caribe y que seguirá impactando en los próximos años porque es una consecuencia de las olas de calor que permite que el alga se reproduzca; la sequía que se vive en el centro del país y que genera problemas de abastecimiento de agua para las ciudades tiene que ver también con el cambio de clima.

El investigador mexicano también destaca como efectos del cambio climático las inundaciones recientes en la Ciudad de México o la falta de huracanes en este 2019, reduciendo la cantidad de lluvia en el país.

“Tendremos más eventos de El Niño y La Niña, que causan algunos años muchas inundaciones y en otros grandes sequías. A eso se refiere el informe del IPCC cuando señala que eventos que antes se presentaban cada 100 años ahora lo harán anualmente, por lo que tendríamos que prepararnos para problemas fuertes en el futuro cercano.”

En otros casos, Zambrano González destaca lo ocurrido en Miami, donde el aumento del nivel del mar causa que el agua brote de las alcantarillas. Otro ejemplo es la reducción del oxígeno que crea zonas como las que ya existen en el norte del Golfo de México, a causa de los contaminantes del río Misisipi. “Se les ha declarado zonas muertas porque sólo viven algunas algas y bacterias, y estas zonas podrían aparecer con más frecuencia en distintas zonas costeras de México”.

Al preguntarle sobre los escenarios que México podría padecer a finales de este siglo, en caso de no reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, Zambrano es claro: problemas graves de inundaciones en zonas costeras y escasez de agua por sequías prolongadas.

“Es curioso, pero en otros países, como Holanda o Estados Unidos, están haciendo cosas para evitar la destrucción de su infraestructura. En Nueva York, por ejemplo, la autoridad portuaria tiene un proyecto ambicioso que busca generar medidas de mitigación para evitar la destrucción de las ciudades y aeropuertos. En México, por el contrario, estamos planeando construir una refinería en una región (Dos Bocas, Tabasco) que es seguro que va a desaparecer por el aumento en el nivel del agua.

“Buscamos evitar decirle a los turistas sobre el sargazo para que se enteren cuando lleguen, en lugar de actuar al respecto. Estamos construyendo un tren maya que traerá turistas a ver sargazo y una zona hotelera que estará bajo el agua por el aumento del nivel del mar.

“Ciudades como Monterrey, México y Guadalajara deberían contar con un plan estratégico sobre el suministro de agua a partir del cambio en el régimen hídrico. Lo mismo en términos de producción alimenticia”, plantea.

–Con un informe de este tipo ¿tendrían que cambiar los proyectos y prioridades del gobierno mexicano que sigue apostando por los combustibles fósiles?

–Por supuesto, pero al parecer este informe pasó de noche entre las instituciones. Ni la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) ni la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural (Sagarpa) y mucho menos la cancillería mexicana o el presidente (Andrés Manuel López Obrador) han subido algo en internet sobre este reporte.

“Reitero: ¿de qué nos va a servir un Tren Maya cuando la mitad de la Península de Yucatán estará bajo el agua? De qué va a servir Dos Bocas también bajo el agua, y para qué una refinería cuando en menos de 20 años todas las compañías de autos estarán produciendo sólo vehículos eléctricos.”

Zambrano González lamenta que México no esté, desde su punto de vista, tomando previsiones para mitigar los problemas y cambios que se avecinan en el mediano plazo.

“El verdadero problema es que cuando la población pueda ver de manera tangible los cambios que se avecinan, y estar segura de que es el resultado de un cambio climático, será demasiado tarde para hacer algo: para evitarlo y mitigarlo.”

Apenas el martes 5, en un pronunciamiento público, más de 11 mil científicos de 153 países advirtieron que el planeta se encuentra “clara e inequívocamente frente a una emergencia climática”.

Publicado en la revista BioScience, el mensaje advierte que “la crisis climática ha llegado y se está acelerando más rápido de lo que muchos científicos esperaban. Es más grave de lo previsto y amenaza los ecosistemas naturales y el destino de la humanidad”.

En su carta, los científicos urgen tanto a los gobiernos como a la sociedad en general a reajustar las prioridades para mitigar el cambio climático: “La buena noticia es que este cambio transformador, con justicia social y ecológica, promete un mayor bienestar humano a largo plazo que el de siempre.

“Creemos que las perspectivas serán mayores si los responsables políticos y el resto de la humanidad responden rápidamente a nuestra advertencia y declaración de emergencia climática y actúan para sostener la vida en la Tierra, nuestro único hogar.”