Pemex es culpable y debe pagar por las explosiones en Guadalajara de 1992

A casi 28 años de distancia ha quedado constatado por diferentes medios cuáles fueron las causas de la tragedia
  • Desde hace años se sabe que algunos empleados de Petróleos Mexicanos (Pemex), fueron los culpables de las explosiones

Pemex, es culpable de la tragedia ocurrida la mañana del 22 de abril de 1992 en el centro de Guadalajara y por ello debe hacérsele responsable y obligarla a resarcir el daño como se ha venido exigiendo por mucho tiempo; debe aceptar la culpabilidad y generar las acciones consecuentes para cubrir el deterioro ocasionado a las familias de las víctimas y a todos aquellos que resultaron afectados en su integridad física y moral así como en sus patrimonios aquel día que se registraron las trágicas explosiones. Por ello, coincidimos y respaldamos plenamente la solicitud que le hizo el pasado fin de semana el gobernador Enrique Alfaro Ramírez al presidente Andrés Manuel López Obrador, en el sentido de que haya justicia por las explosiones del 22 de abril; que Pemex acepte su responsabilidad y se actúe en consecuencia resarciendo los daños y castigando a los responsables que perversamente actuaron provocando que los drenajes estallaran.

Desde hace años se sabe que algunos empleados de Petróleos Mexicanos (Pemex), fueron los culpables de las explosiones, y se habla así en abstracto porque aún está pendiente revisar las responsabilidades de los funcionarios y trabajadores de esa empresa que tuvieron incidencia con el tema.

Lo cierto es que a casi 28 años de distancia ha quedado constatado por diferentes medios cuáles fueron las causas de la tragedia y se sabe que eran millones de litros de gasolina que había en el drenaje e impregnando el subsuelo lo que provocó las trágicas explosiones. Se comprobó que previo a la tragedia, a las 3 de la mañana -de acuerdo a las bitácoras-, los explosímetros tanto de técnicos de Pemex como de Protección Civil y Bomberos así como del Sistema Intermunicipal de Agua Potable y Alcantarillado (SIAPA) marcaban cero en el nivel de explosividad, siendo que por la mañana tronó el drenaje con las consecuencias conocidas.

Existe incluso, una hipótesis nada descabellada, en el sentido que fue un tema de severa corrupción al seno de la ex paraestatal; se menciona que los empleados y funcionarios corruptos advirtieron el inminente riesgo de verse descubiertos como ladrones de combustible por una auditoría sorpresa, siendo que el combustible que tenían almacenado lo habían reportado como pérdida, por lo que optaron por derramarlo al drenaje, es decir, ellos lo reportaban robado y lo vendían ilegalmente a trasmano, de ahí que se piense que decidieron deshacerse de él provocando la gran tragedia.

Por ello es que tras varios meses de estar bajo proceso y recluidos, los funcionarios del Ayuntamiento de Guadalajara, del Poder Ejecutivo del Gobierno del Estado de Jalisco -tanto de la Secretaría de Desarrollo Urbano, como del SIAPA- fueron declarados sin responsabilidad por la determinación de la entonces Procuraduría General de la República, al considerar que no había elementos; y no fue por asunto de una amnistía o alguna actitud benévola y sin fundamento, sino que realmente no los había.

En una posterior visita a Guadalajara, el ex titular de la Procuraduría General de la República, Ignacio Morales Lechuga, volvió a declarar la responsabilidad de Pemex, así como la inocencia de funcionarios públicos como Aristeo Mejía Durán quien se encontraba al frente de la Secretaría de Desarrollo Urbano, y Enrique Dau Flores que fue fugaz Alcalde tapatío, incluida la ausencia de responsabilidad de algún tipo a cargo del fenecido Gobernador del Estado, Don Guillermo Cosío Vidaurri, quien fue severamente sometido a intenso ataque desde las más altas esferas del poder federal provocando se ausentara de la gubernatura para que en libertad se llevaran a cabo las investigaciones; linchamiento político en contra del Mandatario que dio como resultado un inconmensurable daño al desarrollo de Jalisco, y que al dejar el encargo el Gobernador por la insana presión presidencial, quedaron truncos los grandes proyectos de movilidad, abastecimiento hidráulico y desarrollo regional que bajo su administración estaban en pleno apogeo, siendo que desde 1992 la entidad perdió el paso en los programas de desarrollo, ya que habiéndose inaugurado las líneas 1 y 2 del Tren Ligero se quedó proyectada la Línea 3, la que más de 20 años después se retomó, al igual que otros grandes proyectos que quedaron en el camino en razón de no impulsarse en los años subsecuentes ante falta de gestión o de respaldo federal para darles seguimiento.

Pero es cierto que en cuanto a la responsabilidad, había faltado una expresión tajante de la culpabilidad de los personajes criminales al seno de Pemex, así como la voluntad expresa para desenmascarar e ir por los verdaderos responsables de la tragedia, siendo necesario exigir a Pemex el que resarza los enormes daños causados así como se atiendan las justas demandas de quienes desde hace 28 años fueron severamente lesionados y marcados por la absurda tragedia.

En este contexto, es importante resaltar la actitud del Gobernador Enrique Alfaro Ramírez, quien cumpliendo su palabra ha solicitado al presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, ordene a Pemex que reconozca su responsabilidad por esos acontecimientos que cumplirán 28 años.

Es un acierto del gobernador procurar que la exigente y justificada voz de los jaliscienses se haga escuchar, se resarzan los daños. Sí, al reconocer su responsabilidad Pemex debe consolidar la total reparación de daños y además dejar en claro la inocencia de a quienes injusta, dolosa y vilmente se culpó por los sucesos y sus consecuencias, estoy de acuerdo con el planteamiento del señor gobernador.