En Opinión: “Sin salud no somos nada” por Sócrates Campos Lemus

¡QUE CONSTE,…SON REFLEXIONES!

         VENÌAMOS DE LA VECINDAD, de república de Chile, eran otros tiempos y otros ritos y cuentos, contaban también historias, hablaban del pocito cerca de Santo Domingo, no existían los que elaboraban cartas para enamorados o para dar las buenas o malas noticias, los que hacían las peticiones, los que se armaban de valor para humildemente pedir perdón, llevaban las cartas con los curas de Santo Domingo a un lado de lo que fuera LA SANTA INQUISICIÓN y de ahí los muchos recuerdos del maestro  Antonio Gerard, quién hablaba de cómo en las sesiones en ese edificio lograban hacer realidad los metales con los que elaboraron los anillos y dejaba el canto y la ópera y la sastrería la Escuadra  cerca del centro, se habló de muchas muertes unas por envidia y ambición de curas y políticos de la época para robar los bienes de otros que no podían convencer para que los cediera en su favor, los que elaboraron intrigas y cuentos de brujas y de  pecados con tal de quedarse con la mujer del otro y llevarla a su lado, los que por envidia acusaron, los que aparecían acuchillados en las calles cerca de Tepito o la Lagunilla, los barrios, los que se perdieron en las pulcatas y entre las malas mañas y los pecados y asaltos, robos y asesinatos, en las vecindades se contaban sobre tales gentes que eran raras y hacían limpias o embrujos o elaboraban amuletos  y se oía de lejos, muy lejos, como en susurros lo del Tetragramatón, algo mágico, no se entendía pero daba miedo y decían que era de protección y de ahí llegamos al rancho, y los cuentos eran otros, los sonidos ligeros, las brujas y los nahuales se confundían en los tiempos entre la noche y el día, donde no se ve bien, en la hora cero y después, después de andar a la caza de pájaros y de mariposas y flores llegaban al campo santo y bueno el susto y el no dormir, el hacerse el macho y todo para terminar miando la cobija en la mañana, alegando que fue el frío, sin aclarar que era el frío del muerto del cuento lo que nos hizo miar….

          Y en las noches, cerca de los fogones, entre el chillar de las lumbres y el cantar de las brasas, las chispas marcaban los tiempos, ahí la abuela contaba de cuando el caballo llevó al jinete sin cabeza, la que le cortaron en el campo y nadie sabe quién era y vagaba buscando al responsable, porque él solamente cabalgaba para buscar a su amada y fue violentamente atacado y muerto, pero seguía vivo como un rey arrogante que daba miedo, y la mujer que por andar de coscolina dejó a sus hijos y éstos la buscaron y cayeron en un pozo y nadie escuchó y se ahogaron y de ese pozo se escuchaban los llantos y los gritos y la muerte se llevó a la madre envuelta en llanto,, unos dicen que terminó colgada en un palo del camposanto, allá, en lo alto, desde donde se veía llegar siempre la neblina que enfriaba las noches y nublaba los caminos y las calles y todo se hacía como en un mar de muertos o de vivos pero que lloraban y a lo mejor lloraban por lo perdido, por lo no encontrado, por los muertos o por los vivos, y así la pasaban entre llantos y cuentos dando miedo a los críos.

         Que ese niños se empachó, le hicieron el ojo y uno buscaba y no encontraba el famoso ojo, decían que le pusieran un hilito rojo en la frente pegado con saliva para que dejara de llorar y de tener el hipo, que le arroparan para que no le diera el frío que al igual que la parca tenía la misma temperatura y por eso morían sin más, y las madres arropaban y arrullaban y cantaban algo que no se entendía pero que parecían sermones u oraciones o peticiones a la madre de Dios o al mismo Dios para que protegiera y no llevara a la casa el mal y se enfermaran.

         Cuando me hablaron del Nahual, al principio me espantaron, pero al hacer la visión con Peche, la nana, encontró que mi nahual, mi señor Nahual, el protector era nada menos ni nada más que el COYOTE, el señor coyote,y  pensé no sé porque que el coyote era un ser muy solitario, solitito, se cuidaba solo y bueno pues al tiempo me dieron la razón, porque así es en la realidad, no es que se robe las gallinas o los conejos o los pollos, ellos no roban se llevan lo que les pertenece en la naturaleza y lo toman, son sabios, no se llevan de más sino lo que necesitan, no son ambiciosos como los hombres y las mujeres que no tienen llene en cualquier oportunidad de tomar y no dejar. Me cayó bien el coyote, compré una estampa y ahora tengo un bella pintura en mi casa que me llegó así, como se dan las cosas de magia, simplemente llegó y se quedó para cuidarme y todos los días lo veo y le doy gracias, como también llegó una pintura de un pleito o combate de nahuales, no es por la muerte ni por el poder, es por su estancia en el tiempo y en la tierra, es como una guerra florida y se ve al felino luchando con el toro abajo o entre la luz de luna y la maleza del campo, así la magia y los protectores salen o se van, todo es relativo, nadie tiene nada porque todo es pasajero en esta vida y esa es la enseñanza.

         Mi generación estuvo entre el campo y la ciudad, una pata en cada lado, un suspiro en cada tiempo, un sueño y una irrealidad, la magia y el entorno de las cosas que van y vienen como de nada y sin nada que dar o por qué estar, eso es la magia, no entender pero verlo, no saber pero sentirlo y tenerlo en el recuerdo, son los tiempos y los años, todos rondamos entre los sesenta y los ochenta y es la línea de nuestro tiempo, por eso podemos, a veces, entender lo que dice Andrés Manuel o dejarlo en el aire porque sabemos que anda soñando, como soñadores fuimos todos y a veces nos perdimos en los sueños y nos lastimó la realidad. Por eso entendemos lo de las estampitas y los protectores más él que se quedó entre los indios de su pueblo que aún lo recuerdan y lo extrañan y quieren y esperan otras cosas para vivir mejor, y cuando lleguen se darán cuenta que las cosas importan pero todo lo que nos debe importar en este momento no son las cosas ni las deudas ni las ambiciones sino la SALUD, porque sin ella no tenemos nada… y estamos cerca muy cerca de la muerte, ronda la señora fría entre los vivos y los espanta más cuando la ambición de cosas y poder no se deja a un lado. Que nos importe solamente el estar con los que amamos y tener salud, lo demás ,pues vale madre, como diría don Teolfilito…sin salud, no somos nada.