El rezago en ciencia y tecnología alejan a México de la lucha contra COVID-19

  • La rezagada inversión e impulso a la ciencia y tecnología en el país lo ponen en desventaja para sortear la actual crisis sanitaria y económica.

A dos años de que inició el sexenio de López Obrador poco ha sido el impulso a ciencia y tecnología, y frente a la actual crisis sanitaria y económica, desatada por la pandemia de COVID-19, expertos advierten que México agudiza su posición de desventaja.

Según los datos del presupuesto de egresos de la federación 2020 para ciencia y tecnología, el llamado ramo 38, tuvo una asignación de 988,317 millones de pesos; aunque significó 3.4% más para Conacyt que un año antes, expertos afirman que la disposición de los recursos no ha buscado la capitalización de proyectos de innovación o la creación de nuevos desarrollos, pues ha estado más enfocada a la promoción de la educación, lo cual frente a los retos de la pandemia por COVID-19 pinta un escenario más retador para salir a flote con tecnología.

Actualmente, el promedio de inversión de los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) en ciencia y tecnología es de 2.4% en relación al producto interno bruto (PIB); sin embargo, México destina sólo 0.38%.

“Tenemos menos de 1% para el gasto en ciencia y tecnología. Las economías cambian pero no tenemos ni el mínimo de inversión en este rubro, comparado con otros países y que en esta situación de pandemia tienen la infraestructura y el desarrollo suficiente para satisfacer y ayudar a su población. México está en desventaja porque la inversión en ciencia y tecnología es mínima y no tenemos ni para satisfacer las necesidades en ese contexto del país y menos aún para exportar tecnología”, comentó Javier López Recamier, especialista de la facultad de Derecho de la Universidad la Salle.

En medio de la pandemia de COVID-19, que ya suma 28,510 muertes en el país, México se ha involucrado en la presentación de proyectos para encontrar la vacuna contra el virus pero apoyados, en su mayoría, por la iniciativa privada.

Recientemente se presentaron cuatro proyectos para contribuir a la investigación de la vacuna contra el COVID-19 ante la Coalición para la Innovación en Preparaciones para Epidemias (CEPI), los desarrollos fueron apoyados por el laboratorio Avimex, la iniciativa independiente de científicos mexicanos Jonas Salk, el Instituto de Biotecnología de la UNAM y la Universidad Autónoma de Querétaro.

Pese a este involucramiento de la comunidad científica, quienes llaman a esta inversión “como una necesidad imperiosa”, el dinero no alcanza.

López Recamier advirtió que aunque actualmente existen políticas públicas y mecanismos en el país para promover más la ciencia y el desarrollo tecnológico en el país, la partida presupuestaria es insuficiente.

“La pandemia ha hecho más notorio que tenemos una crisis de ciencia en México”, dijo.

“Falta una verdadera visión e intención política para así ganar presupuesto en este rubro, no solo para la UNAM, Poli y la UAM si no a los proyectos que tienen la intención de profesionalizar sus avances científicos. Sí hay un instrumento jurídico para esto pero no hay presupuesto y una política pública sin presupuesto es como si no existiera”, dijo.

Hacia el futuro, para contrarrestar los pocos avances que se han tenido en México en ciencia y tecnología, la OCDE propone la implementación de estrategias que le den más potencia al desarrollo tecnológico para solventar los retos de las economías en desarrollo hacia el año 2030.