Las ubicaciones en el puerto de Sydney estaban cercadas, los parques populares cerrados y los lugares nocturnos famosos estaban inquietantemente desiertos.
Es un final de año sombrío para Nueva Gales del Sur y Victoria, los dos estados más poblados de Australia, que están luchando para frenar los nuevos brotes de Covid-19.
Las ubicaciones en el puerto de Sydney estaban cercadas, los parques populares cerrados y los lugares nocturnos famosos estaban inquietantemente desiertos.
Los fuegos artificiales lanzados desde la Ópera de Sídney se elevaron hacia el cielo, pero el puerto de abajo estaba vacío como una ciudad fantasma, una despedida espeluznante para un año que no será echado de menos.
Las personas solo podían ingresar al centro de Sydney si tenían una reserva en un restaurante o eran uno de los cinco huéspedes de un residente del centro de la ciudad.
No se permitió el acceso al centro de la ciudad sin un permiso.
