El exceso de peso con el que cuentan siete de cada 10 mexicanos es un signo de malnutrición por exceso de grasa corporal que somete al organismo a una inflamación de bajo grado, causante de diversas enfermedades cardiometabólicas, que en el contexto del COVID-19 pueden resultar mortales, por ello Perla Xóchitl León Flores, Docente de la Escuela Superior de Enfermería y Obstetricia (ESEO), del Instituto Politécnico Nacional (IPN), exhorta a la población a modificar urgentemente sus hábitos alimenticios para fortalecer su sistema inmunológico.
CDMX.-León Flores explicó que además de ser considerada como reserva de energía, la grasa es un órgano metabólicamente activo que produce factores bioactivos e inflamatorios que aumentan el riesgo de disfunción y síndromes metabólicos, en enfermedades como hipertensión, diabetes y colesterol y triglicéridos altos, además que aumenta el riesgo infartos y derrames cerebrales, por lo que es necesario optar por mejores hábitos de alimentación y un estilo de vida saludable.
La mejor manera de combatir este exceso de grasa, fortalecer el sistema inmunológico y evitar una infección grave por SARS-CoV-2 sería proveer al organismo de una mayor cantidad y variedad de alimentos frescos como frutas, verduras, leguminosas, semillas oleaginosas y cereales integrales, para obtener nutrimentos que beneficien al sistema inmunológico” señaló la Maestra en Ciencias de la Salud por la Escuela Superior de Medicina (ESM).
La candidata a Doctora en Investigación en Medicina por la ESM añadió que en estos tiempos de pandemia es importante fortalecer directamente las membranas de la mucosa respiratoria e intestinal, para lo se deben ingerir las vitaminas A, C y E, presentes en frutas y verdura de color anaranjado, rojo y verde oscuro, así como en semillas como las almendras, nueces y cacahuates.
Agregó que los alimentos de origen animal bajos en grasa, como las carnes magras, leche descremada, quesos blancos y huevo son ricos proteína de alto valor biológico, vitaminas del complejo B, así como Zinc, Hierro y vitamina D, esta última de suma importancia porque su deficiencia está asociada a los casos más graves de infección por COVID-19, en virtud de que modula el sistema inmunológico y la defensa antiviral, pero su ingesta debe acompañarse con 15 minutos de exposición diaria al sol.
La especialista en enfermedades metabólicas externó que los ácidos grasos poliinsaturados como Omega 3 y 6, presentes en el pescado, las semillas oleaginosas como nueces, almendras y chía, además de algunos aceites vegetales, participan como inmunomoduladores mediando la inflamación del organismo, además poseen propiedades antitrombóticas y antiinflamatorias, por lo que pueden tener un valor terapéutico contra complicaciones protrombóticas de COVID-19.
Otros compuestos fundamentales también son los polifenoles de los llamados “frutos rojos” (fresas, frambuesas, zarzamoras, arándanos, uva roja y en el cacao en su forma natural), que ejercen numerosos efectos antioxidantes y antiinflamatorios. Además del consumo de fibra dietética, proveniente de frutas, verduras, cereales integrales y leguminosas, excelente sustrato para la microbiota intestinal que mantienen la integridad de las células del colon y disminuye la probabilidad de que entre el SARS-CoV-2.
Destacó que así como no debemos bajar la guardia en cuanto a las medida sanitarias, como el uso del cubrebocas, el lavado de manos y la sana distancia, tampoco se debe descuidar la alimentación, consumir en la medida de lo posible alimentos frescos poco procesados que coadyuven a un estado nutricional óptimo para modular los procesos inflamatorios y de estrés oxidativo, todos ellos interrelacionados con el sistema inmunológico.