Pese a la cifra alarmante que domina América Latina, sólo dos por ciento de presupuesto se destina a la salud mental, sin embargo en México ni siquiera se contempló.
Ciudad de México.- Estimaciones de Unicef refieren que el 13 por ciento de adolescentes entre 10 y 19 años de edad en todo el mundo padecen un trastorno mental diagnosticado. En México, alteraciones como: depresión, ansiedad, trastorno bipolar, alimentación, espectro autista, conducta, esquizofrenia, discapacidad intelectual idiopática, déficit de atención/hiperactividad y/o trastornos de la personalidad, tienen una prevalencia del 12.1 por ciento, lo que significa que dos millones 664 mil 151 niños y adolescentes padecen al menos uno de ellos.
En su informe Estado mundial de la infancia 2021, Unicef advirtió que estos padecimientos y la falta de respuestas adecuadas infligen un sufrimiento considerable y representan una de las principales causas de muerte, enfermedad y discapacidad, especialmente entre los adolescentes de edad más avanzada, pues el suicidio es la tercera causa principal de muerte entre los jóvenes de 15 a 19 años en América Latina y el Caribe.
A nivel mundial, cada año casi 46 mil niños entre 10 y 19 años, lamentablemente se quitan la vida; es decir, un niño o niña cada 11 minutos; de estos casos, cuatro mil 178 ocurrieron en Latinoamérica y el Caribe durante 2019. Mientras que la ansiedad y la depresión representan casi la mitad (47.7 por ciento) de los trastornos mentales entre los adolescentes de 10 a 19 años en esta misma región, refirió el análisis de Unicef basado en las estimaciones del estudio de la carga mundial de enfermedades de 2019 del Instituto de Métricas y Evaluación de la Salud (IHME).
Le siguen el trastorno por déficit de atención e hiperactividad con 26.8 por ciento, el trastorno de comportamiento: 18.2 por ciento; el trastorno bipolar con 5.3 por ciento y el 9.7 por ciento restante se le atribuye a otros padecimientos mentales. Lo anterior acumula 16 millones de niños, niñas y adolescentes en Latinoamérica que viven con un trastorno mental.
Aunado a ello, los niños y la gente joven podrían seguir sufriendo los efectos de la pandemia por covid-19 sobre su salud mental y su bienestar durante los próximos años. Y pese a este panorama tan alarmante, en todo el mundo sólo un dos por ciento de los presupuestos estatales de salud se destinan al gasto en materia de salud mental, remarcó Unicef. En el caso de México, el anexo 18 sobre recursos para la atención de niños, niñas y adolescentes en el Proyecto de Presupuesto de Egresos de la Federación ni siquiera contempló ese rubro para 2022.
De acuerdo con el informe, la pérdida anual de capital humano que se deriva de los trastornos mentales equivale a 30 mil 600 millones de dólares, sobre la base de los valores específicos de cada país para los años de vida ajustados en función de la discapacidad (AVAD).
La estimación se basa en el valor del capital mental perdido, o los recursos cognitivos y emocionales, que los jóvenes aportarían a las economías si no se vieran frustrados por los trastornos de salud mental. Recordemos que un AVAD representa un año perdido de vida sana a causa de una discapacidad o una muerte prematura.
