Oaxaca. Oax.- Con la llegada de las lluvias, en la ciudad de Oaxaca, vecinos y vecinas de algunas colonias y barrios del Municipio de la ciudad capital, comenzaron a recolectar sus chicatanas.
Oaxaca celebra el inicio de la temporada de chicatanas, un fenómeno natural y cultural profundamente arraigado en la región.
Estas hormigas voladoras, que emergen anualmente, ya se empiezan a ver en diversas zonas del estado, despertando el entusiasmo de los habitantes y atrayendo la atención de la comunidad gastronómica.
Las chicatanas, conocidas también como hormigas de San Juan, salen de sus nidos en las madrugadas lluviosas para emprender un vuelo masivo.
La captura de estas hormigas es una actividad tradicional que reúne a familias y comunidades enteras.
De acuerdo con el “Diccionario del Español de México” (DEM), de El Colegio de México, las chicatanas pertenece al género Atta, reproductora de la hormiga arriera.
“Tanto machos como hembras son de mayor tamaño, con alas; tras el vuelo nupcial y el apareamiento, las hembras se entierran para formar nuevas colonias, los machos mueren”.
Los insectos voladores levantan su vuelo en las primeras lluvias y esto lo aprovechan los recolectores en diversos puntos del país. Por ejemplo, en las comunidades oaxaqueñas, dicen que la mejor hora para atrapar a las hormigas voladoras es en la madrugada.
Cuando el cielo se llena de ellos y destacan por sus alas transparentes y el zumbido característico que realizan.
El nombre chicatana proviene del náhuatl tzicatanatl, que quiere decir “hormiga con bolsa” o “vientre abultado”, en otras regiones se les conoce como nucú.
Si bien estas hormigas están presentes en todo el país, destacan en Oaxaca, Veracruz, Puebla, Guerrero, Chiapas, Guanajuato, Estado de México y Morelos.
La captura de las hormigas chicatanas para el consumo humano no es una moda reciente, se remonta a los tiempos prehispánicos.
Generalmente, se recolectan con las primeras lluvias y se aprovecha el vuelo nupcial que hacen.
Las hormigas chicatanas, cuyo consumo aparece ya mencionado en el Códice Florentino del siglo XVI, tienen un sabor parecido al de las almendras, avellanas o nueces, dicen los conocedores.
Algunos sólo utilizan el cuerpo y desechan las alas y la cabeza del insecto. Precisamente por este sabor es que resultan un plato gourmet, sumado a la creatividad de la gastronomía de cada lugar.