Indignación en Oaxaca por agresión a conductora durante calenda; piden revisar reglamentación de eventos en vía pública (+Video)

Redacción La Onda Oaxaca – Wilfrido Hernández Cardozo

Oaxaca de Juárez, Oax., 16 de abril de 2025. — Un video difundido en redes sociales ha causado gran indignación entre la ciudadanía de Oaxaca de Juárez, al mostrar a un grupo de personas participando en una calenda que terminó en la agresión a una automovilista el pasado sábado. En las imágenes se observa cómo los asistentes al evento dañan un vehículo e insultan a su conductora, quien pedía el paso tras haber permanecido varios minutos detenida por el tráfico generado por la celebración.

Este hecho ha reavivado el debate sobre la regulación de las calendas y otras festividades tradicionales que se realizan en la vía pública, y que, si bien forman parte del patrimonio cultural oaxaqueño, también deben ceñirse a normas que garanticen la seguridad y el orden.

Según el Reglamento de Espectáculos y Diversiones del municipio de Oaxaca de Juárez, cualquier evento que implique el uso de espacios públicos debe contar con una autorización oficial. Esta debe solicitarse con al menos 15 días de anticipación ante el Ayuntamiento, y debe incluir información detallada como la fecha, horario, recorrido, tipo de actividad y un croquis del trayecto, en caso de tratarse de desfiles, calendas o caravanas.

Además, la Comisaría de Seguridad Pública y Vialidad Municipal debe revisar la solicitud y otorgar el visto bueno, tras evaluar el impacto en la vialidad y la seguridad pública.

Aunque las calendas son una tradición profundamente arraigada en Oaxaca —presentes en bodas, bautizos y festividades patronales—, autoridades municipales han reiterado que su realización sin los permisos correspondientes puede derivar en sanciones administrativas.

La ciudadanía ha expresado su preocupación en redes sociales, no solo por el incidente reciente, sino por la creciente frecuencia con la que estos eventos afectan el tránsito vehicular y la convivencia urbana.

Organizadores y autoridades locales enfrentan ahora el reto de preservar estas expresiones culturales sin comprometer la seguridad y el respeto a los derechos de terceros.