Alarma en Chiapas: confirman tercer caso humano de miasis por gusano barrenador

Redacción La Onda Oaxaca

Mapastepec, Chiapas. – Las autoridades sanitarias confirmaron el tercer caso humano de miasis por gusano barrenador en Chiapas, una parasitosis grave causada por la larva de la mosca Cochliomyia hominivorax, que se alimenta del tejido vivo de sus hospedadores.

El nuevo caso corresponde a un hombre de 40 años originario del municipio de Mapastepec, quien presentó una herida infectada con larvas del parásito. Según reportes locales, fueron sus familiares quienes, al notar la presencia de gusanos en la lesión, alertaron a las autoridades. El paciente fue trasladado al Hospital Regional de Alta Especialidad «Ciudad Salud» en Tapachula, donde recibe atención médica especializada.

Este es el tercer caso confirmado en lo que va del año. El primero ocurrió el pasado 18 de abril en una mujer de 77 años de Acacoyagua; el segundo, el 8 de mayo, en un hombre de 50 años de Tuzantán. Todos los municipios afectados se localizan en la región del Soconusco, al sur de Chiapas.

La miasis por gusano barrenador es una enfermedad considerada endémica en animales, especialmente en ganado bovino, pero en circunstancias excepcionales puede afectar a humanos. La larva penetra en los tejidos vivos, provocando daños severos, pérdida de función en órganos afectados e incluso la muerte si no se trata a tiempo.

Crisis sanitaria y silenciamiento ganadero

Más allá de los casos humanos, el brote de gusano barrenador ha encendido las alertas en el sector ganadero chiapaneco. Empresarios y veterinarios advierten que la infestación está fuera de control y acusan tanto a las autoridades federales como estatales de minimizar la gravedad del problema.

Chiapas, con más de 1.6 millones de cabezas de ganado según el censo del INEGI de 2022, es uno de los principales productores bovinos del país. Sin embargo, muchos productores evitan reportar casos de infección por temor a que se les impongan cuarentenas que les impidan comercializar sus animales, especialmente los becerros de entre 200 y 300 kilos.

“El gusano aparece en cuanto hay una herida abierta. No se salva nadie. Las opciones de tratamiento son limitadas: aerosoles, tinta azul o inyecciones de ivermectina”, relató un ganadero del norte del estado.

Vigilancia sanitaria debilitada y corrupción

Los controles sanitarios, denuncian los afectados, son laxos y permiten que el parásito se propague sin restricciones. Solo los camiones de gran escala son revisados, mientras que vehículos pequeños con uno o dos animales cruzan sin inspección. A esto se suma el tráfico de aretes oficiales utilizados para animales provenientes de Guatemala, cuyos controles sanitarios son inciertos.

La situación se agrava aún más por el cierre en 2006 de la planta en Ocozocoautla que producía gusanos estériles, una técnica probada para controlar la plaga. El programa se trasladó a Panamá, pero los productores señalan que actualmente los vuelos de dispersión de insectos han sido suspendidos, debilitando aún más la estrategia de contención.

Una amenaza latente

Especialistas insisten en la necesidad de reforzar la vigilancia epidemiológica, reactivar programas binacionales de erradicación y establecer mecanismos de apoyo a productores. Mientras tanto, la propagación del gusano barrenador representa no solo una amenaza para el sector ganadero, sino también un riesgo creciente para la salud pública.