
Oaxaca. Oax.- Personal del Heroico Cuerpo de Bomberos de Oaxaca denunció que personal de CAPUFE impidió su paso cuando se dirigían a brindar auxilio en el accidente ocurrido este lunes en el kilómetro 71 de la súper carretera Barranca Larga – Ventanilla. De acuerdo con el reporte, los trabajadores de la caseta exigieron el pago del peaje, pese a que las unidades de emergencia se dirigían al lugar para trasladar a personas heridas.
Los bomberos señalaron que esta no es la primera vez que enfrentan obstáculos por parte del personal de Caminos y Puentes Federales, lo cual retrasa la atención a víctimas y pone en riesgo vidas humanas.
Ante esta situación, informaron que a partir de hoy suspenderán el apoyo en esa vía, hasta que se establezcan protocolos claros que garanticen el libre acceso a los cuerpos de emergencia.
Ademas, otras corporaciones de rescate y auxilio han enfrentado problemas similares, lo que evidencia la falta de coordinación entre autoridades para atender incidentes en esta importante vía de comunicación.
El hecho resulta indignante y alarmante. Mientras las autoridades federales y estatales presumen inversiones millonarias en infraestructura y seguridad carretera, en la práctica, quienes verdaderamente salvan vidas siguen enfrentando obstáculos absurdos y humillantes. La burocracia, cuando se impone sobre la urgencia humana, se convierte en un enemigo mortal.
La decisión de los bomberos de no volver a prestar auxilio en esa autopista —al menos hasta que existan protocolos claros— deja en evidencia una carencia estructural que va mucho más allá de un malentendido en una caseta: la falta de articulación entre los diferentes niveles de gobierno. La modernización de una vía no sirve de nada si no se acompaña de un sistema de respuesta eficiente, coordinado y respetuoso del trabajo de los rescatistas.
La autopista Oaxaca–Costa fue presentada como símbolo de desarrollo y progreso. Pero mientras los héroes anónimos que la recorren para rescatar heridos sigan enfrentando barreras de pago y desdén burocrático, el discurso del progreso quedará vacío.
El llamado de los bomberos no es solo un reclamo: es una advertencia. Porque detrás de cada minuto perdido en una caseta, puede haber una vida que ya no se salva.









