Miles de venezolanos provenientes de diversas partes del país se encontraron en la capital Caracas para exigir un referendo que permita revocar el mandato a Nicolás Maduro; el presidente de Venezuela calificó el hecho como «una intentona golpista».
Bajo el lema de “somos 30 millones de motivos para revocarlo”, miles de venezolanos provenientes de todo el país se reunieron este jueves 1 de septiembre en las calles de la capital para unirse a la “Toma de Caracas”, un movimiento opositor que busca la realización del referendo revocatorio del mandato de Nicolás Maduro.
La creciente tensión política entre el gobierno y los opositores se suma a una devastadora crisis económica que tiene al país sudamericano sumido en el desabasto. La marcha multitudinaria busca presionar al Consejo Nacional Electoral (CNE) para realizar el refrendo antes del 10 de enero de 2017, fecha en la que Maduro cumpliría más de la mitad de su mandato, y que en caso de ser revocado, tendría que ser reemplazado por su vicepresidente.
“Para nosotros es fundamental el referendo porque no podemos seguir con este gobierno que no funciona”, dijo Yuly Frias a AP después de viajar más de ocho horas desde la isla de Margarita.
Como ella cientos de miles de personas se reunieron a lo largo de las principales avenidas de Caracas con playeras blancas, gorras tricolor y banderas de Venezuela. Al mismo tiempo simpatizantes del gobierno de Nicolás Maduro salieron a marchar por las calles del centro para neutralizar el movimiento opositor.
El presidente dirigió desde una tarima en la avenida Bolívar un mensaje a sus simpatizantes en el que aseguro que “se había derrotado una intentona golpista que pretendía llenar de violencia, de muerte a Venezuela y Caracas”, también se refirió al supuesto grupo paramilitar que había sido desarticulado cerca del palacio de Miraflores.
“Los que amenazaron con asaltar Caracas para asaltar el poder en Miraflores terminaron en su estado Miranda, espero que hasta el final en paz, porque hay grupos anárquicos trancando la autopista”.
Al final de la jornada los líderes de la Mesa de la Unidad Democrática leyeron un manifiesto e invitaron a los participantes a llevar la protesta a sus casas mediante los conocidos cacerolazos, mientras que el opositor Henry Capriles aseguro que “hoy no es el fin de nada” y que el movimiento seguirá siendo pacifico.
