El gobierno chino lo hace oficial: en el país ya no se venderá marfil legalmente


La medida entró en rigor desde el primero de enero; se espera que otros países de Asia imiten la medida

El 31 de diciembre del 2017 fue el último día en el que los comercios pudieron vender marfil de manera legal, pues el gobierno chino cerró a partir del 1º de enero de este 2018 todos los locales donde se comerciaba con el material proveniente de la dentina de los elefantes.

El problema no es menor pues la caza furtiva que enfrentan los elefantes africanos da como resultado unos 30 mil ejemplares muertos, y eso más la destrucción masiva de su hábitat, ha sido devastador para la especie prehistórica y para todo el ecosistema. Tanto que se estima que en los últimos 100 años el humano terminó con cerca de cinco millones de elefantes africanos, y ahora sólo existen unos 415 mil en todo el mundo, según el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF por sus siglas en inglés).

La noticia fue radicalizada por un buen número de comerciantes, pues China era el mercado más grande de marfil en el mundo. Y es que a pesar de la prohibición internacional de comercio de marfil que se promulgó en 1990 y en la que participaron casi todos los países del mundo, China siguió operando con 34 talleres de marfil legales y 143 locales.

Aunque muchos tacharon de injusta la medida por considerar que habría quienes se quedarían sin trabajo, el gobierno también pensó en las consecuencias de la transición y quienes se dedicaban a esta industria como talladores, serán acogidos por el Ministerio de Cultura de China para trabajar en museos y enseñar sobre la historia de la artesanía y hacer trabajos de restauración.

Las estimaciones sobre cuán benéfica será la medida para disminuir la caza de elefantes africanos, y cuánto desmotivará a los cazadores furtivos, pero quienes apoyaron la iniciativa argumentaron que el mensaje era poderoso para demostrar a los delincuentes que lucran con el dolor y la muerte de los animales, que no está bien vista su actividad.

Se espera que otros países asiáticos que venden marfil de forma legal sigan el ejemplo y, además de prohibir, refuerce las garantías de quienes protegen a los animales y a los animales mismos.