Arqueólogos hallan en Puebla el primer templo a Xipe Tótec, “nuestro señor el desollado”

  • Los sacerdotes honraban a Xipe Tótec desollando a sus víctimas y vistiendo sus pieles, este ritual era considerado como una forma de asegurar la fertilidad.

Ciudad de México, 3 enero (AP).- Expertos de México hallaron el primer templo dedicado a Xipe Tótec -“nuestro señor el desollado”-, un dios prehispánico de la fertilidad representado como un cadáver desollado, informaron el miércoles autoridades.

El descubrimiento fue efectuado durante excavaciones recientes en unas ruinas del grupo étnico popoloca, en el estado céntrico de Puebla, informó el Instituto Nacional de Antropología e Historia.

Los expertos encontraron dos esculturas de piedra con forma de cráneo y una de un torso que representan a Xipe Tótec. De un brazo le colgaba una mano extra, lo que deja entrever que el dios vestía la piel de una víctima sacrificada.


Un cráneo y un tronco en piedra que representan al dios Xipe Tótec yacen en un almacén tras ser extraídos del sitio arqueológico Ndachjian–Tehuacán en la ciudad de Tehuacán, estado de Puebla, en México. Foto: AP

Los sacerdotes honraban a Xipe Tótec desollando a sus víctimas y luego vistiendo sus pieles, ritual que era considerado una forma de asegurar la fertilidad y la regeneración.

Los popolocas construyeron el templo en un complejo conocido como Ndachjian-Tehuacán entre los años 1000 y 1260 d.C., y posteriormente fueron conquistados por los aztecas.

Por las narraciones antiguas de los rituales puede inferirse que las víctimas morían en combate al estilo de los gladiadores o por medio de flechas sobre una plataforma, y luego eran desolladas en otra. El trazado del templo en Tehuacán parece coincidir con esa descripción.

Ya se habían hallado representaciones del dios en otras culturas, incluida la de los aztecas, pero no un templo completo.

Hallar “in situ el fragmento del torso de un ser humano portando la piel desollada de una víctima sacrificada es tal vez la evidencia más convincente del vínculo entre esta práctica y la deidad relacionada a ella con un templo en particular, aún más que los dos cráneos esculpidos”, escribió Susan Gillespie, arqueóloga de la Universidad de Florida, que no participó en el proyecto.

“Si se puede confiar en las fuentes aztecas, el que haya un templo único dedicado a esta deidad (sea cual sea su nombre en popoloca) no necesariamente indica que este era el sitio de los sacrificios”, agregó Gillespie. “La práctica azteca era llevar a cabo la muerte por sacrificio en uno o más sitios, pero almacenar las pieles con un ritual en otro, después de que seres humanos vivos las habían llevado puestas algunos días. Así, podría ser que este sea el templo en que eran conservadas, haciéndolo aún más sagrado”.