En Opinión: “Cárcel a narcos, gran negocio de políticos y empresarios” por Alfredo Martínez de Aguilar

  • * Para convertir la inseguridad y brutal violencia en su mayor negocio global, las mafias de la partidocracia renunciaron al monopolio de la violencia legítima del Estado, previo trabajo de inteligencia.
  • * Que los gobiernos no nos salgan con la estupidez que las bandas del crimen organizado y de los cárteles del narcotráfico, son los únicos responsables de la creciente inseguridad y cada vez más brutal violencia.

El traslado de peligrosos reos de Nuevo León a otros penales federales del país, llevados al Cefereso 13, de Oaxaca y el Cefereso 15, de Chiapas, obliga a la reflexión porque aumentará la inseguridad y violencia en esas entidades.

Con los reos que fueron extraídos de los penales Topo Chico, Apodaca y Cadereyta, llegarán sus familias, cómplices y sicarios, a Miahuatlán y diversas poblaciones de la región de los Valles Centrales y la capital oaxaqueña.

Una de las maniobras más perversas de los gobiernos neoliberales, especialmente de la mafia del poder del PRIAN, es convertir en su mayor negocio global la creciente inseguridad y cada vez más brutal violencia con participación de las mafias rusa e israelí, china, japonesa y coreana.

Para apoderarse del control de las bandas del crimen organizado y de los cárteles del narcotráfico las mafias cupulares de la nomenklatura de la partidocracia, crearon el ambiente propicio que permitiera hacerlo.

Para ello, renunciaron como gobierno al ejercicio del monopolio de la violencia legítima del Estado, a través del uso de la fuerza pública con apoyo de las fuerzas armadas, previo trabajo de inteligencia para dar golpes quirúrgicos, como requisito indispensable.

Por tal motivo, que los gobiernos no nos salgan con la estupidez que las bandas del crimen organizado y de los cárteles del narcotráfico son los únicos responsables de la creciente inseguridad y cada vez más brutal violencia.

Además, a querer o no, guste o no, los jefes de las bandas del crimen organizado y los capos de los cárteles del narcotráfico son quienes, hoy por hoy, más invierten en la creación de empresas y generación de empleos en México, porque tienen que lavar su dinero sucio.

El crimen organizado y el narcotráfico, es realmente el gran negocio de políticos de todos los partidos y de sus cómplices empresariales. Con la complicidad, claro, de los gobiernos federales, estatales y municipales, en turno.

Los penales de máxima y mediana seguridad han sido concesionados a empresas privadas por la nueva política penitenciaria. “Con una población de más de 300 mil reclusos, es un importantísimo “nicho de negocios” del que puede sacar jugosas ganancias”.

Empresarios como Carlos Slim, Olegario Vázquez Raña y las familias Hank y Quintana construyen prisiones, gracias a que en el sexenio de Felipe Calderón el entonces secretario de Seguridad Pública, Genaro García Luna, les abrió la puerta a ese esquema copiado de Estados Unidos.

El Centro Federal de Readaptación Social (Cefereso) número 13 de Mengolí, Miahuatlán de Porfirio Díaz en Oaxaca, no es la excepción. Su autorización y construcción es una de las mayores traiciones de Felipe Calderón y Gabino Cué al pueblo de Oaxaca.

Cómplices de esa traición son el hoy Presidente Andrés Manuel López Obrador como dirigente nacional del PRD al igual que César Nava del PAN; Dante Delgado del partido Convergencia y Alberto Anaya del Partido del Trabajo que llevaron a la gobernación a Gabino Cué.

Detrás del negocio del narcotráfico está, por supuesto, la mano negra del gobierno de Estados Unidos que cuenta con alrededor de 30 millones de adictos a las drogas; mercado controlado por políticos y empresarios, a través de las mafias.

A través de la Iniciativa Mérida similar al Plan Colombia, el imperio norteamericano obliga al gobierno mexicano a combatir solo a aquellas bandas del crimen organizado y del narcotráfico que no son sus socios. No tienen amigos, sino intereses.

La Iniciativa Mérida es ejemplo paradigmático, a partir de 2008, pero no aislado, de la estrategia de política exterior de EU, que tiene como fin garantizar su “seguridad nacional”, es decir, sus intereses socioeconómicos y geopolíticos.

Irónicamente con el mayor de los cinismos denominaron al Plan Colombia Plan para la Paz y el Fortalecimiento del Estado Colombiano, es uno de los modernos Caballos de Troya para continuar la conquista yanqui en Latinoamérica.

Los países de América Latina y, particularmente México, son espacio territorial estratégico para EU, no solo traspatio, sino reserva estratégica de recursos (Delgado, 2003, 2006 y 2010a; Saxe-Fernández, abril de 2009).

Son espacio receptor de inversiones que, además, permiten externalizar costos socioambientales; así como región exportadora de excedentes, sea por la vía del retorno de ganancias resultantes de la inversión extranjera directa, el pago de regalías por el uso de derechos de patentes o el pago de intereses por concepto de empréstitos.

Está ampliamente documentado que desde la década de los 80 diversas agencias de seguridad nacional de Estados Unidos, particularmente la CIA, el FBI, la agencia antidrogas y la DEA, amparan y protegen a algunos cárteles mexicanos del narcotráfico.

Entre las instituciones norteamericanas involucradas en la Iniciativa Mérida, se encuentran el Departamento de Estado y el Departamento de Justicia, el Consejo Nacional de Seguridad y el Pentágono.

Asimismo, por parte de México: el Congreso de la Unión, la Secretaría de la Defensa Nacional, la Armada de México, la Secretaría de Seguridad Pública, la Fiscalía General de la República y la Agencia Nacional de Inteligencia.​

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