En Opinión: «El ilusionista» por Isidoro Yescas

Como nunca antes un gobernador priísta lo había hecho, en esta ocasión un Informe de Gobierno sirvió para todo menos para rendir cuentas y evaluar el ejercicio de gobierno: de principio a fin se montó una escenografía, primero en el Congreso local y, luego, en un recinto no oficial, para dibujar un estado que en nada se parece a Oaxaca, magnificar pequeños logros y ponderar proyectos con inversiones multimillonarias en proceso y autoproclamar la inserción de nuestra entidad al primer mundo con un desarrollo y progreso mediante el uso de datos y cifras a modo pues, como el mismo jefe del Poder Ejecutivo reconoció, “en política los datos no importan porque son abstracciones” (La Jornada, noviembre 16, 2019).

Aunque Oaxaca se mantiene como el tercer estado más pobre del país y en la última década pasó de dos millones, 354 mil 400 personas a dos millones 714 mil, 700 personas en situación de pobreza, el gobernador Alejandro Murat casi elevó a rango de gesta heroica el hecho de que Coneval registrara para 2018 (¿y el 2019?) una disminución de la pobreza extrema en un 4 por ciento (132 mil, 600 oaxaqueños, que dejaron de estar muy jodidos para ascender a simplemente jodidos, es decir de pobreza extrema a simplemente pobreza)

Y si bien es cierto que para 2018 el crecimiento económico de la entidad se colocó en 3.9 por ciento, los otros datos oficiales revelan que dicho crecimiento no ha significado que Oaxaca deje de estar entre los tres últimos estados en generación de empleo, que ocupe el lugar más elevado en informalidad laboral a nivel nacional con un 75 por ciento y que hasta 2018 se ubicara entre los seis más endeudados del país, sin tomar en cuenta, todavía, la megadeuda de poco más de 16 mil millones que el gobierno de AMH contrajo en este año. (“México, como vamos” – Observatorio Económico México, 2019).

Proyectos federales como el Parque Eólico Sur, las transexenales carreteras Mitla-Tehuantepec y Barranca Larga-Ventanilla y, por supuesto, el tren Transístmico – una de las joyas del lopezobradorismo- se presentaron como ejemplos de cómo se está detonando el crecimiento y desarrollo de Oaxaca aún cuando los multimillonarios recursos a invertirse están aún a nivel de promesa oficial y proyectos como el Transítmico, podría demorarse más allá de los tiempos estimados oficialmente tanto por la resistencia de los pueblos afectados como por insuficiencia presupuestal.

Tratándose de un montaje triunfalista, el tema de la inseguridad y la creciente violencia que se padecen la mayoría de las ocho regiones de la entidad pasaron a segundo plano y, en todo caso, se manipularon las cifras y proyecciones del Secretario Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública al insistirse por todos los medios que nuestra entidad es “de las diez más seguras del país”.

Nada mas falso, pues según datos del INEGI de este año el 71.2 por ciento de los oaxaqueños perciben como grave el problema de la inseguridad, en tanto que en el mes de septiembre Semáforo Delictivo detectó ocho focos rojos: homicidios, extorsiones, narcomenudeo, robos a negocios, robos domiciliarios, violaciones y violencia intrafamiliar.

Difícil aceptar que “vamos por el camino correcto” cuando en tres años de gobierno ha estado casi ausente la obra pública y la opacidad y corrupción empieza a superar al que se observó durante el gobierno de Gabino Cué: de acuerdo a la más reciente encuesta de Mitofsky (Octubre 2019) para evaluar a los gobiernos y los gobernadores del país el nivel de corrupción en el gobierno de Oaxaca supera ya el 60 por ciento, colocándose así a como el tercero más corrupto a nivel nacional , después de Nayarit( 70.4 %) y Baja California Sur( 67 %).

Así las cosas, más que un ejercicio de rendición de cuentas a la ciudadanía lo que ahora presenciamos fue un acto de ilusionismo, con un poder legislativo complaciente, un silencio sospechoso de las organizaciones sociales que días antes se habían movilizado y un primer intento del PRD y de la fracción parlamentaria de Morena para empezar a llamar a las cosas por su nombre y tomar distancia del gobierno muratista.

Y de lo que hagan y dejan de hacer las oposiciones y la propia sociedad en la segunda mitad del sexenio podría definir si con una tercera alternancia en el Poder Ejecutivo Oaxaca puede tener un mejor destino o, por el contrario, seguir naufragando en la pobreza, la corrupción, la inseguridad y con los más bajos índices de desarrollo económico y social.