En Opinión: ¿Qué pasaría con la evolución de las instituciones educativas si no hubiera existido el Covid 19? por Susana Cuilty

La respuesta por supuesto no la sabemos.

Diciembre 02, 2021.- La respuesta por supuesto no la sabemos; lo que si tenemos claro es que hoy una parte de esa evolución se dio obligada por las circunstancias; migramos programas enteros de modalidad presencial a modalidad online en cuestión de semanas, sin embargo, no ocurrió de la mejor manera, ocurrió en medio de la incertidumbre, del miedo, sin planeación alguna, sin tecnología suficiente disponible y sin manejo del cambio adecuado. Quienes estábamos elaborando planes estratégicos ambiciosos para transformar organizaciones, pretendiendo ganar espacios y anticiparnos al futuro, construyéndolo, nos vimos de pronto en un escenario diferente: esos planes futuros se debían volver acciones del presente en cuestión de días y sólo para poder aspirar a sobrevivir.

Nos vimos obligados a adaptarnos a trabajar en una nueva normalidad, en un modelo híbrido de trabajo flexible que lograra el equilibrio entre la calidad académica y el bienestar integral de nuestros alumnos y colaboradores. Si ya se veían venir cambios cada vez más disruptivos derivados de la era digital en que vivimos, la pandemia vino a acelerarlos. La digitalización en todas las áreas del quehacer humano cobró auge con mayor intensidad, revolucionando a las diferentes áreas del conocimiento y, el área educativa no fue la excepción.

Hoy, habiendo superado la incertidumbre y resuelto retos de suma relevancia, estamos en un nuevo estadío: es impensable ofrecer una educación como hasta antes de la pandemia lo habíamos hecho; tenemos que aprender a considerar todos los avances tecnológicos y usarlos a nuestro favor. Nos encontramos ante la gran oportunidad histórica de abrazar de manera orgánica la innovación tecnológica en el proceso de enseñanza aprendizaje y de tener profesores con nuevas competencias digitales.

Esta tendencia se fortalece aún más por el perfil de las nuevas generaciones, donde la principal característica es que residen en un ecosistema tecnológico.

Todo lo anterior implica convertirnos en un ecosistema educativo innovador y flexible, capaz de responder a las necesidades y exigencias del entorno, orientados a mejorar la experiencia de aprendizaje y de servicios de nuestros alumnos. Siempre manteniéndonos fieles a nuestros principios institucionales y congruentes con nuestros valores.

Derivado de lo anterior, nos debemos preguntar (y responder) …. Y eso ¿qué nos exige?, que debemos dejar de hacer, que debemos empezar a hacer y qué debemos seguir haciendo para ser opciones educativas relevantes para nuestras audiencias meta.

Dejar de hacer: Esquemas fijos, limitados y predeterminados, hechos a la conveniencia de nuestros alcances institucionales actuales, orientados a ofrecer únicamente conocimientos relacionados a las áreas disciplinares y favoreciendo esquemas de enseñanza aprendizaje al margen de la experimentación

Empezar a hacer: Escuchar más a nuestra audiencia, qué busca, con qué sueña, cómo quiere contribuir a la sociedad a la que pertenece, cómo podemos ayudarlo a formar y habilitar ecosistemas sanos e innovadores que le permitan alcanzar su máximo propósito al que fue llamado. Diseñar esquemas inclusivos, que brinden oportunidades para muchos y diferentes perfiles, que permitan el desarrollo de las comunidades de la que son parte. Ofrecer portafolio de programas innovadores y flexibles para las diferentes etapas de la vida.

Seguir haciendo: Modelos atractivos de acompañamiento con figuras habilitadas para transformar la vida de otros; construir y mantener vigentes esquemas que favorezcan el bienestar holístico de las personas, más allá del conocimiento técnico de una disciplina. Seguir desarrollando habilidades intelectuales, personales, emocionales y sociales necesarias para vivir, aprender y trabajar en un mundo cada vez más complejo y globalizado.

En conclusión, el gran reto para la educación en el mundo y las universidades será desarrollar en sus estudiantes competencias para un mundo digital, pero a la vez, las competencias blandas que les permitirán interactuar. Por ejemplo, seguirá existiendo la carrera de medicina, pero requerirá incorporar las innovaciones tecnológicas en el campo de la salud que redefinirá el rol del médico, pero no será sustituido.

Muchas herramientas tecnológicas, los robots y la inteligencia artificial cada vez más incursionarán en áreas como las finanzas, la salud y la ingeniería que podrían reemplazar al hombre en aquellas tareas que ambos pueden hacer, pero NO se podrá reemplazar aquellas tareas que impliquen la esencia de la persona en aspectos como creatividad, innovación, pensamiento crítico, ética, etc. y ese, será un rol preponderante de las universidades

Somos responsables de una de las obras magnánimas de la humanidad: la juventud. Humanizar la educación en medio de los retos de una Era Digital será el reto de nuestro tiempo.

Susana Cuilty Siller es Licenciada en Educación y cuenta con una Maestría en Administración por la UDEM. Es Doctora en Educación por la Universidad Marista de Guadalajara. Con una experiencia de más de 30 años en el sector educativo tanto en el nivel medio superior como superior, actualmente es Vicerrectora de Transformación Estratégica en la UDEM.