En Opinión: “Medir la felicidad” por Sócrates Campos Lemus

¡QUE CONSTE,…SON REFLEXIONES!

En Estados Unidos están que se lamentan porque las desgracias les han llegado a lo grande: más de noventa mil muertos por el coronavirus y más de 38 millones de desocupados que solicitan seguro de desempleo y pues ya nos podremos imaginar las de Caín que vienen pasando cuando en su vida de jauja nada les faltaba: la tv, el six de cervezas, la piza, las papitas, la coca cola, la motita, el chocho, el internet, el carro con gasolina barata, el empleo seguro, las visitas al bar y al chupe, las peleas incluso en la casa porque borrachos, hombres y mujeres, pues se desconocen y ya saben hay agarrones, en fin, esa vida los ha mantenido en calma, no piensan, no sienten no razonan, no reflexionan y ahora, ante la realidad, pues el desmadre completo y la angustia y la tragedia.

Seguramente ya nos saben cultivar la tierra, menos recoger del campo sus productos pues para ello contaban con miles de migrantes legales o no para que ellos les dieran migajas por su esfuerzo y tuvieran productos baratos, ya no saben recoger la basura por lo mismo, hay choferes  indocumentados que hacen el trabajo sucio, las señoras no saben ya manejar las aspiradoras ni controlar las máquinas de lavar y menos eso de planchar, para ello, tienen miles de manos hispanas que hacen las talachas y cuidan y dan de comer a los críos, mientras las gringuitas andan en el desmadre, en fin, la riqueza les brindó tiempo de flojera y de vivir “bien” pero hoy la realidad es otra, no hay empleo, no hay salud, no hay cosas baratas ni hay sueños que perseguir, se derrumba todo, y ante ello  es muy difícil explicarles a esos gringos fofos y flojos que las cosas cambian y que ya no vivirán los mismos tiempos de jauja y de bienestar, ahora, se aclimatan o se aclichingan, no tienen más.

El Fondo Monetario Internacional anda mucho más espantado por ver lo que sucederá con las protestas sociales y los motines y rebeliones en todo el mundo que en ver cómo se pueden resolver las tragedias que andan tocando las puertas, así que es seguro que tendremos muchos movimientos de protesta en todas partes del mundo, algunos, repercutirán con la caída de sus gobernantes y los escándalos provocados por los políticos, empresarios, militares, policías, financieros y los conflictos sociales y la pérdida de la paz social, y los movimientos se generarán en forma violenta y es cuando debemos pensar en cómo estamos resolviendo el conflicto que viene para no perder la paz social y podamos, juntos, encaminarnos a un muevo tiempo con nuevas relaciones, claro, hay algunos que hablan de medir el GRADO DE LA FELICIDAD, y es bueno, pero en los tiempos de calma, no en los tiempos de necesidades…

Imaginemos que es como ahora, en la pandemia, que nos apendeja a todos y nos encarcela en las casas y perdemos los empleos y nos aterrorizan las noticias y la realidad, y cuando sabemos que hay, sin duda alguna, gentes que por su posición tienen todo el dinero y están sin problemas, no se angustian salvo por los tiempos caseros y muertos en las habitaciones y ve desde lejos que anda algún miserable buscando algo para comer entre la basura y encuentra desperdicios y se alegra, el ricachón dará gracias y se sentirá feliz de no necesitar nada ni andar mendingando el pan del día, el miserable se siente feliz por encontrar desperdicios que le llegan en el momento, y esto no quiere decir que se mida igual la felicidad, ni se tienen  lo mismo, algunos chavos les vale y piensan en el churro y en la chela y eso es para ellos la felicidad, las señoras quieren paz y dejar de andar de un lado al otro resolviendo los problemas y si quedaran solas un día estarían llenas de felicidad, los cojos serían felices si caminaran bien, los ciegos si vieran, los tontos, a lo mejor, tendrían felicidad si pensaran, los corruptos serían felices chingando a los demás con sus corruptelas, los viciosos estarían felices con sus churros, coca, pastas, heroína, cristal, chupes, y claro, con dinero y que nadie los moleste ni les tenga temor cuando andan en el viaje, en fin, la felicidad es algo que no se mide, se siente en el interior, y cuando uno está firmemente convencido de que lo que hace le permite realizarse y estar bien, no en las nubes, pero en algo parecido. Recuerdo que cuando estábamos en Lecumberri, nadie pensaba más que en tener la libertad de recorrer calles y sentirse libre y eso sería la felicidad… en fin, creo que hay buenas intenciones o intentonas para distraernos en los tiempos de crisis, y es bueno vivir en los sueños y pensar que un tiempo de crisis será bueno para cambiar a las gentes y que ellas piensan que deben portarse mejor y ser solidarias y respetar la naturaleza y respetarnos entre todos, pero esos son sueños, ojalá se realizaran, pero la realidad será otra muy diferente y será trágica, y cuando lleguemos a la crisis y la desocupación y a la miseria y al hambre, pues nadie podrá predecir cómo serán los comportamientos y por ello tendremos motines y rebeliones y saqueos y acciones violentas porque no todos pensamos igual y hay los que quieren soluciones sin esfuerzo y pronto, ya…

Hace poco platicaba con uno de mis amigos que estaba muy ilusionado porque saldría de viaje al pueblo de donde sus padres emigraron para llegar a México, quería conocer de dónde venía, sus parientes, sus olores y sabores, sus sueños y de pronto llegó el pinche virus y le frustró todo y se lamentaba, se quedó pensando en que esa maldición le traería malos momentos, mucho peores de los que habrían vivido sus padres hace muchos años y de pronto se sintió muy mal y le descubrieron que estaba contaminado y lo aislaron y no veía ni a su mujer ni a sus hijos ni nietos, en la soledad pasó los peores momentos pero en esa soledad pudo pensar y reflexionar y darle un nuevo sentido a su vida, al salir del problema me decía que estuvo de la jodida, esa soledad es brutal y “pensaba en que ya no teníamos tiempo ni que podría recuperar los tiempos ni mi vida y pensé en momentos que sería feliz si me moría, pero no fue así, y al paso del tiempo, al recuperarme, mi mayor felicidad es respirar el aire fresco de la montaña de San Felipe del Agua en Oaxaca, gratis, y como una verdadera bendición que nos muestra que la vida te hace feliz cuando tú lo quieres, porque al final es tu responsabilidad y la asumimos y damos gracias a la vida… a lo mejor no es mucha, pero la gozamos al respirar”… y respiremos y luchemos mientras podamos respirar… dice un buen amigo