En Opinión: “AMurat o gobernar con la visión de hombre de Estado” por Alfredo Martínez de Aguilar

* En un marco de dignidad y respeto republicano se ha ganado el reconocimiento del presidente Andrés Manuel López Obrador, quien ha reconocido públicamente en Alejandro Murat a un aliado.
* A querer o no, guste o no, el Gobernador Alejandro Murat Hinojosa ha demostrado ser un buen gobernante, y observamos su clara trasformación con visión y sensibilidad a hombre de Estado.

Dada la trascendencia de su impacto social, retomamos un breve comentario que leímos al circular en las benditas redes sociales, a efecto de compartir una serie de reflexiones en torno del mismo.

De entrada, el comentario de referencia pone el dedo en la purulenta llaga al señalar que a los oaxaqueños les cuesta mucho trabajo reconocer los aciertos y logros de sus gobernantes todos.

Al mismo tiempo, pone de manifiesto enseguida la singular importancia de reconocer con honestidad cuando éstos están haciendo bien las cosas, así como cuestionarles en ocasiones.

Por más doloroso y lamentable que resulte, es obligado reconocer con humildad nuestros defectos personales y sociales para tocar fondo y para comprometernos a ser mejores y lograr salir a flote.

Sin simulaciones hipócritas ni soberbia que enceguece y ensordece, no podemos dejar de reconocer que uno de los mayores problemas en Oaxaca es que el triunfo se persigue de oficio.

Asimismo, guste o no, una de las emociones más negativas, realmente nefasta, en la mayoría de los oaxaqueños, es el malentendido egoísmo llevado al extremo de la mezquindad más abyecta.

A la vista de todos está desde siempre que, en Oaxaca se acepta y perdona todo lo peor. Sin ningún problema se puede ser corrupto, adicto o lavar dinero del crimen organizado o del narco. 

Pero, incluso, hay algo peor. Enriquecerse a manos llenas, a través de la realización de actividades delincuenciales por ilícitas e ilegales, garantiza impunidad total y una sobresaliente posición social.

El trastocamiento de la integridad personal, familiar y social, ha traído consigo que casi todo mundo busque hacerse amigo, compadre, socio y cómplice de estos singulares delincuentes.

Ello es resultado del creciente proceso de descomposición social, política y económica, como  resultado de la tergiversación y desviación de los principios y valores universales, éticos y morales.

Al iniciar su declive la actual administración estatal, es indispensable ventilar públicamente estas nocivas y hasta nefastas expresiones que tanto daño nos han hecho como pueblo y gobierno.

A querer o no, hoy, más que nunca, es importante airar públicamente estos defectos individuales convertidos en prácticas viciosas de algunos conocidos personajes sociales y actores políticos.

Para efectos prácticos y pragmáticos, en realidad, al Gobierno de Alejandro Murat Hinojosa resta un año, sumando los meses de los dos siguientes años que quedan fuera del calendario electoral.

Es normal que algunos actores políticos por sistema solamente se dedican a descalificar, pero no se puede creer en ellos por existir otros intereses que no son en beneficio general de la sociedad.

En Oaxaca por abusos y malas costumbres proliferan las diversas modalidades de movilizaciones de diferentes organizaciones, plantones, bloqueo de calles y carreteras con vehículos retenidos.

A estos brotes de anarquía vienen a sumarse de manera cotidiana en el día a día la toma de edificios públicos, así como casetas de peaje de Caminos y Puentes Federales (CAPUFE).

Las más de las veces las demandas de estas organizaciones sociales pudieran ser legítimas, válidas y lícitas, pero en muchas otras ocasiones es público y notorio que responden a oscuros intereses.

En el caso del Gobernador Alejandro Murat Hinojosa es evidente que vemos a un gobernante con verdadero compromiso de servir, con mucha convicción de lo que es ser mandatario de un pueblo.

En un marco de dignidad y respeto republicano se ha ganado el reconocimiento del presidente Andrés Manuel López Obrador, quien ha reconocido públicamente en Alejandro Murat a un aliado.

En esta postura gubernamentalmente institucional quedan al margen los aspectos y coyunturas electorales e ideológicas, los intereses personales y finalmente sólo interesa Oaxaca y México.

Hay quienes con inocultable mala fe cuestionan acremente esa estrecha cercanía, traducida de manera innegable en afectuosa y positiva colaboración entre ambos políticos en bien de Oaxaca.

Los críticos de mala leche del mandatario estatal quisieran ver a Alejandro Murat abiertamente confrontado con el Gobierno federal, con lo cual perderíamos mucho todos los oaxaqueños.

A querer o no, guste o no, el Gobernador Alejandro Murat Hinojosa ha demostrado ser un buen gobernante, y observamos su clara trasformación con visión y sensibilidad a hombre de Estado.

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